El Reto Demográfico fracasa en Salamanca: no frena la sangría en el medio rural
Desde que el Gobierno lanzó su estrategia ni siquiera la cuarta parte de los municipios gana población y los que lo hacen se concentran en torno a la capital
Hace seis años y medio el Gobierno de Pedro Sánchez aprobó la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico, que llegó acompañada de un plan de 130 medidas y 13.000 millones de euros. Su principal objetivo era combatir la despoblación, principalmente en el medio rural de la España vaciada. En Salamanca esa iniciativa ha fracasado. Si bien es cierto que, pese al crecimiento vegetativo negativo, en los tres últimos años la provincia ha incrementado sus habitantes fundamentalmente por la llegada de personas inmigrantes, esa nueva población se ha asentado en la capital y en el área metropolitana, mientras que en el resto de la provincia salmantina la sangría demográfica se ha intensificado.
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A finales del pasado año, la ministra Sara Aagesen presumió de que desde 2018 la España rural ha sumado 350.000 vecinos. No ha sido en Salamanca o, al menos, eso es lo que refleja el padrón. Desde esta fecha la provincia ha perdido más de un 1% de su población (3.788). Si se toma como referencia 2019, año en el que el Ejecutivo asumió este reto, hay 2.434 (0,74%) habitantes menos. Desde entonces ni siquiera una cuarta parte de los municipios charros han logrado incrementar su población en al menos un vecino. Solo 81 (22,37%) de los 362 que tiene Salamanca han aumentado su censo. Y de los nuevos habitantes el 84% se han empadronados en la capital y en 19 municipios que forman parte de su alfoz, una zona que no responde precisamente al concepto de entorno rural, sino que responde más al crecimiento de urbanizaciones residenciales en el entorno de la capital. Otras siete localidades han logrado mantener a todos sus vecinos. Son Ahigal de Villarino, Barbalos, Cantaracillo, Carpio de Azaba, Villagonzalo de Tormes, Villar de Argañán y Villarmuerto.
En el resto de la provincia, en los otros 281 municipios, incluidas algunas de las principales cabeceras de comarca, la tónica general es la pérdida de población. Desde 2019, Béjar ha reducido más de un 6% la cifra de habitantes, concretamente en 782, según la última actualización del padrón publicada por el INE que corresponde al ejercicio 2024. Medio millar de vecinos (4%) ha perdido Ciudad Rodrigo; 197 (3,1%), Peñaranda de Bracamonte; 138 (5,5%), Vitigudino; 125 (11%), Fuentes de Oñoro, al igual que en Guijuelo (2,2%). Aldeadávila de la Ribera, Villoria, Hinojosa de Duero, Ledesma, Lumbrales, Alba de Tormes e incluso Santa Marta de Tormes, pese a su cercanía a la capital, han visto adelgazar su padrón en los últimos seis años en más de medio centenar de vecinos.
Pero el verdadero riesgo de extinción no está en esos municipios que disponen de algunos servicios básicos, sino en los más pequeños. Horcajo de Montemayor se ha quedado en seis años sin una cuarta parte de su población. En Zamarra, Monforte de la Sierra, Cerralbo, La Peña, San Miguel de Robledo, Ahigal de los Aceiteros, Castraz, Herguijuela del Campo, Abusejo, Nava de Béjar y Sobradillo, uno de cada cinco personas que hace seis años estaba allí censada hoy ya no lo está. Frente a ellos, hay pequeñas localidades, aunque muy pocas, que han conseguido atraer a nuevos vecinos, como Pizarral, que con 18 empadronados más ya aumenta su población cerca de un 40%. En Sanchón de la Sagrada su doce habitantes más implican incrementar casi en un tercio su censo.
Novena provincia que más ha decrecido
Esta es una de las provincias en las que menos impacto han tenido las medidas adoptadas por el Ministerio para el Reto Demográfico, aunque tampoco las adoptadas por los ayuntamientos y la Junta de Castilla y León han conseguido frenar la sangría. Pese al importante impulso que ha supuesto para el censo la llegada de cientos de extranjeros, especialmente tras la pandemia, Salamanca es la novena provincia de España que más habitantes ha perdido desde que el Gobierno de Pedro Sánchez anunció la estrategia para luchar contra la despoblación y garantizar el acceso en el medio rural a los servicios básicos. Según los datos del INE, solo en Zamora, León, Jaén, Ceuta, Cáceres, Córdoba, Palencia y Badajoz la reducción del número de habitantes ha sido mayor que en tierras charras. Hay que tener en cuenta que Salamanca no solo es una de las provincias con más superficie —ocupa la decimosexta posición—, sino que es la segunda de España que tiene un mayor número de municipios, tan solo por detrás de Burgos. La cobertura sanitaria, el transporte, la educación y otros servicios básicos exigen una mayor inversión que en otros territorios con menos localidades y extensión.
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