Pulcritud en los cadáveres donados para la ciencia en Salamanca
En la Facultad de Medicina recuerdan que el proceso es altruista y lleno de controles, después de que se haya descubierto una trama que los vendía de forma clandestina en Valencia
La denominada 'operación Thanatos' de la Policía Nacional ha sacado a la luz una gran trama de venta clandestina de cadáveres en Valencia en la que los cuerpos iban a facultades de Medicina y por desgracia ha puesto en el foco mediático a estos centros. No obstante, en Salamanca, y en el resto de centros universitarios españoles, se desmarcan de este tipo de prácticas y ponen de manifiesto que las señas de identidad del proceso son el altruismo, la seguridad, los estrictos protocolos y la rigurosidad, según defiende el decano de la Facultad de Medicina, José Carretero.
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«Se trata de un proceso muy serio y en el que hay una donación altruista de la persona y un uso para la docencia y la investigación en los centros», agrega Carretero, mientras que describe un exhaustivo proceso en el que todo está cuidado al detalle.
El primer paso, según el decano de Medicina, arranca con la firma de la persona en vida que certifica que dona su cuerpo para la ciencia. Cuando fallece, y siempre que la familia no se oponga a los últimos deseos del fallecido, la funeraria recibe al cuerpo y hay que examinar en qué condiciones de seguridad para profesores y alumnos llega. «Miramos si tiene alguna enfermedad contagiosa que pueda poner en peligro a alguien o si se puede embalsamar», describe José Carretero, catedrático de Embriología y Anatomía Humana de la Universidad de Salamanca.
El cuerpo donado a la ciencia pasa a una cámara de refrigeración de unos 50 metros cuadrados en la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca. «Están a 4 grados y tiene capacidad para hasta 40 cadáveres», apostilla el decano de Medicina, el mismo que en función de las prácticas o investigaciones que se vayan a realizar con ellos se embalsaman o en algunos casos se congelan. Una vez que el cuerpo ha cumplido su función vuelve a la funeraria donde es incinerado. La Universidad tiene un convenio con funerarias para abonar los costes de ese proceso.
Además, existe una red de centros que se apoyan unos a otros que pertenecen a un programa de donación de cuerpos a nivel nacional. «Hay que cumplir unos requisitos que te piden en el programa y una vez dentro existe un mecanismo de solidaridad y de altruismo entre centros y es que en función de las necesidades de unos y de otros se van destinado los recursos existentes», apuntala Carretero.
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En Salamanca los cadáveres donados son para y por la ciencia.
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