Sánchez Martín saluda al Rey.
Entrevista al Jefe del Servicio de Incendios Forestales de Castilla y León

«Si no estuviéramos preparados, no hubiéramos sido capaces de coordinar la ingente cantidad de medios»

Asegura que falta gestión del territorio por parte de los propietarios

Marian Vicente

Salamanca

Martes, 16 de septiembre 2025, 06:30

Ángel Sánchez Martín nació en Horcajo, pero se formó en Palencia, donde cursó Ingeniería de Montes y más tarde se formó como ingeniero técnico Forestal. Actualmente es jefe de Servicio de Incendios Forestales de Castilla y León y le ha tocado estar al frente de los incendios más graves de este verano, similares, advierte, a los que ya se vivieron en 2002, por ejemplo, en Monsagro.

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¿Alguna vez se había enfrentado a unos incendios de la magnitud de los de este verano?

—Sí, en 2022 fueron similares. Por ejemplo, el de Monsagro fue muy parecido, con unas condiciones meteorológicas similares, aunque con algunas diferencias. Venimos de una primavera con mucha humedad que se ha traducido en bastante combustible. Agosto ha sido de extremo riesgo, con temperaturas altas y vientos muy cambiantes. En 2022 tuvimos 3 o 4 olas de calor y este año hemos tenido una, pero una muy larga y hemos acabado igual.

Ha sido la peor oleada de incendios en tres décadas, ¿qué ha fallado?

—Yo no hablaría de fallo. Es verdad que analizando las estadísticas ha sido una de las peores olas en mucho tiempo. Falta gestión del territorio por parte de los propietarios y hay mucho combustible. Si seguimos con estas condiciones meteorológicas nos vamos a enfrentar muchos años a este tipo de incendios. La solución es hacer cambios en la legislación para ayudar a la gente a que se quede en los pueblos. Hay que facilitar el uso del suelo, las concentraciones del suelo, y fomentar la comarcalización para ofrecer servicios y dar facilidades en la gestión de la superficie del territorio.

¿Es suficiente el operativo de extinción de incendios de Castilla y León?

—Muy complicado contestar a esta pregunta. Ninguna Comunidad está preparada para los incendios que hemos vivido este verano. El operativo es posible mejorarlo y desde el año 2022 estamos trabajando en mejorarlo. Ha habido mejoras laborales y tecnológicas. Pero fíjese que ni siquiera en los momentos que hemos tenido la ayuda y los medios de comunidades autónomas, del Estado y de Europa, hemos sido capaces de apagarlos. Ninguna comunidad está preparada para este tipo de emergencia.

¿Qué piensan cuando les acusan de falta de coordinación?

—Estamos en medio de discusiones políticas y de reivindicaciones. Si no hubiéramos estado preparados, no hubiéramos sido capaces de coordinar la ingente cantidad de medios que al final hemos tenido. Hemos demostrado que somos capaces de coordinarnos y de coordinar a la gente que ha venido a ayudarnos.

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¿Se han politizado demasiado los fuegos este año?

—Me dedico a trabajar en la parte técnica, pero en agua revuelta... Algunos intentan mejorar condiciones laborales.

La asociación de bomberos profesionales ha exigido varias veces una ley marco que coordine la profesión y quite burocracia, un texto que está en el Congreso paralizado desde hace años, ¿lo cree necesario y en qué podría mejorar el trabajo?

—Lo desconozco porque nosotros somos agentes forestales y no sé si realmente se refiere a emergencia de Protección Civil, de los Bomberos estructurales, que tienen sus oposiciones. Como técnico me interesa que todo esté lo más coordinado posible y que podamos actuar de la misma manera en todo el territorio.

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Hay bomberos, por ejemplo alguno del parque de Béjar, que se han quejado de que no les dejaban participar en el incendio de Cáceres; ¿quién decide qué operativo va a cada uno de los lugares donde se produce un fuego?

—Si es parque estructural del ayuntamiento o de la Diputación son ellos los que los regulan. Tenemos protocolos con las comunidades vecinas. En función de la distancia y de la gravedad hay un mando unificado con técnicos de cada comunidad autónoma. Si hay más distancia y pedimos ayuda es el jefe de jornada en cada provincia el que determina quién va y analiza qué tipo de medio necesita. Pero hay un error al pensar que se tienen que mandar todos los medios disponibles al mismo tiempo. Hay que actuar de forma paulatina.

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¿Se trata bien a los agentes que participan en los operativos contra incendios, se les da bien de comer? Han sido otras de las críticas políticas que se han hecho.

—Yo hago guardia en los incendios y cada uno sabe qué funciones tienen que hacer, pero comparto el mismo avituallamiento que los demás. Todo el mundo come lo mismo y duerme en el mismo sitio. Es posible que haya habido casos puntuales, pero no voy a entrar en ese debate. No hay ninguna discriminación en función de la categoría profesional.

A nivel personal, ¿qué ha sido lo más duro del mes de agosto?

—Lo más duro ha sido el accidente mortal de cuatro personas, especialmente el de la autobomba, que era compañero. Abandonar a mi familia también es complicado y, por supuesto, ver el sufrimiento de la gente cuando se queman las viviendas. Se te cae el alma a los pies al ver sacar a la gente mayor de sus casas.

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¿Cuál fue el peor momento o el día más difícil?

—El más duro ha sido el incendio de Canaleja, en León, que entró en la provincia palentina y arrasó varias viviendas de San Pedro de Cansoles, una pedanía de Guardo. Asumí la dirección técnica de la extinción de ese incendio. Fue el día más complicado, con un amplio perímetro y unas condiciones meteorológicas bastante malas. Conseguíamos sujetar el incendio con los trabajos realizados durante la noche. Pero el viento, con rachas de entre 40 y 50 kilómetros, complicaba demasiado los trabajos de extinción y nos presentaba un escenario muy desfavorable.

¿En algún momento llegaron a tirar la toalla y a decir imposible controlar los incendios?

—Nunca. Por difícil que parezca, nosotros seguimos viendo por dónde podemos atacar. Si hay una intensidad de calor muy alta y no nos podemos acercar, lo que haces es buscar por dónde podemos y el momento de hacerlo. Retrocedemos y tomamos ventaja al fuego. Los medios aéreos son fantásticos para trabajar sobre la cabeza del incendio y te pueden bajar la llama, pero tiene que haber gente abajo que acabe extinguiendo el incendio.

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¿Qué le piden usted y sus compañeros a los políticos?

—Le pedimos que nos escuchen, que faciliten el trabajo. Echo de menos la comunicación directa con la sociedad porque hay que concienciar a la gente de los pueblos y ciudades para que cada uno sepa qué tiene que hacer con sus fincas. Además de las ayudas que están programando en Castilla y León, es fundamental esa comunicación con la sociedad para que sepa qué tenemos que hacer ayuntamientos, diputaciones... Cada uno tenemos nuestra responsabilidad para poder evitar los incendios. No solo nos ayudan llamando al teléfono de emergencias 112 cuando se produce un incendio, también pueden ayudarnos colaborando para que se detenga a los que están detrás de algunos de los incendios más graves.

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