¿Cuáles son los obstáculos que más teme un invidente al caminar por la ciudad?
Los miembros de la Asociación Retina Salamanca consideran la capital charra como «una ciudad bastante accesible y sensible con el problema»
Una representación de salmantinos con discapacidad visual -integrantes de la 'Asociación Retina Salamanca'- visitó este martes el Ayuntamiento de Salamanca para reivindicar los problemas diarios de cualquier persona con problemas de visión y hacer partícipe al Consistorio de la búsqueda de más apoyos.
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«En el fondo, tenemos la suerte de vivir en Salamanca, porque es una ciudad que tiene bastante sensibilidad con las personas ciegas y cada año trata de ser más accesible», apunta Agustín Ledesma, que es ciego de nacimiento a causa de un glaucoma congénito. Pero como la perfección no existe, los afectados por distintos problemas de visión enumeran aquellos aspectos en los que deben mejorar las ciudades.
Rafa Vadillo, que padece una retinosis que le ha ido dejando sin visión paulatinamente, destaca las vallas. «Está muy bien que las pongan para que no haya peligro e impide que nos caigamos en una obra, pero la propia valla es peligrosa para nosotros porque nos hace tropezar y es una barrera para nosotros».
Maru Cerezo (miopía magna degenerativa, glaucoma en ambos ojos y degeneración macular) precisa que le parece especialmente peligroso «el hueco de los árboles». «Es horrible, porque te puedes caer a la menor».
Ambos coinciden en que los bordillos son el enemigo por excelencia de un invidente: «Todo lo que se pueda solucionar con rampas nos facilita las cosas».
Además de señalar problemas también sugieren soluciones: «Que haya marcas en el suelo es bueno para nosotros, sobre todo para los que casi no vemos ya nada. Las marcas en el suelo hacen contraste y viene muy bien. El que aún vea algo, si nota algo que contrasta, le puede orientar», afirma Vadillo. Su compañera añade: «Cuando pusieron las cintas amarillas en las marquesinas de los autobuses fue vital para mí».
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Agustín Ledesma centra sus peticiones de accesibilidad en el ancho de las aceras: «Hay algunas calles estrechas en las que las aceras también lo son y que para nosotros son intransitables. Yo normalmente camino agarrado a alguien, pero en esas aceras no entramos los dos así que uno tiene que ir por la calzada». Del mismo modo, añade que «también hay que cuidar el estado de las aceras porque si una baldosa está un poco levantada, hay una alcantarilla mal puesta, o una pieza suelta y todo eso no lo detectas con el bastón, es un piñazo seguro».
«Ahora ha hemos mejorado mucho y, por ejemplo, los andamios de obra se protegen, pero hasta hace poco no tenían protección y tuve que denunciarlo porque te dabas con el hierro en la cabeza», recuerda, con otros ejemplos como las antiguas papeleras que estaban fijadas a las fachadas de los edificios. «Al no tener base, no las detectabas con el bastón, pero te chocabas contra ellas».
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Soledad no deseada
La concejala de Salud Pública del Ayuntamiento, Vega Villar, aplaudió la labor de esta reciente asociación -creada en plena pandemia-, dirigida por Merce Nieto. Un acto en el que se puso el acento en el mensaje de la soledad no deseada. «Hay que evitar el aislamiento social de los afectados», incidió la edil. Rafael Vadillo, socio de Retina Salamanca, recalcó que «las personas que tienen problemas visuales serios y no cuentan con un voluntario que las acompañe, se desconectan socialmente». «Hay personas con cierta autonomía personal, pero otros no y, por lo tanto, no pueden acudir a eventos culturales, sociales, etc». Durante el acto también se hizo hincapié en que «algunas de estas enfermedades podrían prevenirse o tratarse si existiera un mejor acceso a la atención oftalmológica, porque la detección precoz es un pilar básico, así como la educación sanitaria, que también puede evitar que se produzcan miles de casos de pérdida visual todos los años».
¿Peor nacer ciego o perder la vista con los años
Es una de las preguntas más recurrentes entre quienes no sufren problemas visuales: ¿Qué es peor, nacer ciego o perder la visión durante el transcurso de la vida?
Agustín Ledesma, ciego de nacimiento, se considera «afortunado por haber tenido unos padres que facilitaron mucho el camino porque lo que no era accesible, o se saltaba, o ellos hacían que fuera accesible», pero apunta: «Mi vida desde niño ha sido siempre sin luz, sin ver».
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¿Cómo es el color verde para Agustín? «No, yo no sé cómo son los colores. Tienes que imaginarlo, pero no entiendo los colores». ¿Cómo es el rostro de una persona. Cómo son los ojos, qué es una nariz…? «Los rostros los imagino porque los toco. Toda mi percepción es táctil», detalla.
Por su parte, Rafa Vadillo opina: «Yo prefiero haber visto durante años, porque he sido un gran viajero. Conozco lo más emblemático del mundo y ahora sé cómo es el Taj Mahal, por ejemplo. Ahora intento tocar maquetas para refrescar los recuerdos».
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