Marlaska deja sin médicos a la cárcel de Topas y recurre de forma irregular a Primaria
Ha estado este verano sin facultativos y ha echado mano de los médicos del área de salud de Calzada, que no pueden atender a los presos
M. Vicente y Carlos Rincón
Domingo, 14 de septiembre 2025, 06:00
El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, ha tenido la prisión de Topas desasistida desde el punto de vista de la atención sanitaria varios días de este verano y el centro ha tenido que recurrir, de forma «irregular», a los médicos del área de salud de Calzada de Valdunciel, que atiene a 13 pueblos de la zona.
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Los dos médicos que hay trabajando en este momento en la prisión se fueron al mismo tiempo de vacaciones y desde el centro penitenciario se solicitó asistencia sanitaria al área de salud de Calzada de Valdunciel, la más cercana a la prisión.
La situación ha provocado que los pueblos se hayan quedado desatendidos en algunos momentos y ha puesto en riesgo a los profesionales de los centros de salud, que no tienen una formación específica para asistir dentro de la prisión a los reclusos, ni están autorizados a hacerlo, ya que solo existe un convenio entre Sacyl e Instituciones penitenciaria para prestar atención sanitaria especializada en el Hospital. De hecho, los traslados los realiza la Guardia Civil. No se hacen a través del 112. Hace años también tuvo que intervenir la Consejería de Sanidad porque en momentos puntuales y ante la escasez de médicos en la prisión y de agentes que realizaran los traslados, fueron especialistas los que acudieron al centro penitenciario, incumplido el propio convenio.
Ante las quejas de pacientes, alcaldes y sanitarios, la Consejería les ha vuelto a recordar a las gerencias de salud que los médicos no pueden atender a la población reclusa en la cárcel y que ese trabajo no está amparado en ningún acuerdo con Instituciones Penitenciarias.
La atención primaria le corresponde a Instituciones Penitenciarias que depende de Grande Marlaska, según el Real Decreto 190/1996: «La atención primaria se dispensará con medios propios de la Administración Penitenciaria o ajenos concertados por la misma. Los establecimientos penitenciarios contarán con un equipo sanitario de atención primaria que estará integrado, al menos, por un médico general, un diplomado en enfermería y un auxiliar de enfermería. Se contará igualmente, de forma periódica, con un psiquiatra y un médico estomatólogo u odontólogo».
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La cárcel de Topas hace años que incumple la normativa. Ni tiene cubiertas las 10 plazas de médicos que aparecen en la RTP ni tiene psiquiatra para atender la salud metal. «Las cárceles son manicomios encubiertos», asegura un funcionario, que cuenta que un porcentaje elevado de reclusos de Topas tiene «patologías psiquiátricas importantes que no están debidamente tratadas». Los trabajadores están convencidos de que los actos de violencia también tienen que ver con problemas psiquiátricos que no están tratados.
La Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria ha denunciado que hay 170 facultativos para casi 50.000 presos –datos de 2023–. Es decir, un médico para cada 294 internos. El 69 % de las plazas médicas en estos centros están desiertas y es que, según denuncia, los sueldos son mucho más bajos que los del Sistema Nacional de Salud.
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EN CIFRAS
1.150 Internos
Actualmente en el centro penitenciario cuenta con 1.150 internos. Son casi medio millar más que hace cinco años cuando rondaban los 700, según los datos facilitados por ACAIP-UGT.
570 Trabajadores
La prisión de Salamanca cuenta con una plantilla que supera los 570 trabajadores. Pero un tercio de ellos (180) han pasado a segunda actividad por haber superado los 57 años. Se prevé que en los próximos años se jubile una gran parte del personal del centro
«El 80 % de los presos que llegan son magrebíes»
El incremento de presos en el centro penitenciario de Topas coincide con el aumento de internos condenados por narcotráfico, robos con violencia o menudeo. Según explican los sindicatos, el perfil de estos nuevos presos es, en muchos casos, el de personas conflictivas con desarraigo familiar y que carecen de apoyo en el exterior. Un gran porcentaje son extranjeros y, entre ellos, destacan personas procedentes del Magreb. Según los datos que maneja ACAIP-UGT, la mitad de la reclusos son originarios de otros países, y un 33 % de la población del centro de Topas es musulmana. Destacan los marroquíes, que son 279, lo que supone casi una cuarta parte de los internos de la prisión salmantina. «El 80 % de los presos que llega ahora son magrebíes», comentan desde CSIF. «Es habitual que no sepan leer ni escribir. No tienen nada que perder y son reactivos a las órdenes», añaden incidiendo en las diferencias culturales se notan especialmente en lo que se refiere al respecto a la mujer. De ahí, que, cuando las funcionarias les solicitan que regresen a su celda o le dan otro tipo de indicación, muchas veces no obedecen y se enfrenten a la trabajadora. Este septiembre, al realizar la revisión, al informar una funcionaria a un interno de que iba a compartir celda con otro recluso debido al aumento de internos en el módulos por las nuevas altas, el preso, de origen marroquí, reaccionó de forma violenta. Empujó, pateó y amenazó a la trabajadora.
EN CIFRAS
47 % EXTRANJEROS
Es el porcentaje de extranjeros que hay entre la población reclusa de la prisión de Topas. Conforme a la Memoria de la Fiscalía de Salamanca, a principios de este año eran 463 de 990, pero en los últimos ocho meses esas cifras se han elevado más.
279 MARROQUÍES
Entre los reclusos musulmanes, que representan el 33 % de los internos, destaca la población de origen marroquí, que, según fuentes de los sindicatos, ascienden actualmente a 279.
9 AGRESIONES
Es el número de agresiones físicas notificadas en la prisión de Topas en lo que va de 2025, las mismas que en todo el año anterior. Si se atienden a las que requirieron abrir un expediente PEAFA, este año ya han sido cuatro; en 2024 fueron 5, y en 2023, dos. En los últimos cinco años se han contabilizado 19 incidentes en los que ha sido necesario iniciar el Protocolo de Actuación Frente a Agresiones a Funcionarios. Tan solo este mes de septiembre se han producido tres agresiones a funcionarios. En la última, un preso marroquí mostró los genitales a una psicóloga en un despacho. En la anterior, tres funcionarios resultaron heridos.
Demasiada plantilla en las oficinas y poca en el interior
Si se atiende exclusivamente a los números, la plantilla del centro penitenciario de Topas es más que suficiente. Sus 573 trabajadores superan incluso la plantilla establecida en la Relación de Puestos de Trabajo. Sin embargo, además del grave déficit de personal sanitario, hay una importante carencia de «personal V1», el grupo de funcionarios de prisiones encargados del área de Vigilancia 1, el que tiene un contacto directo con los reclusos dentro de los módulos y se encarga del cumplimiento de funciones de vigilancia, control y seguridad, según denuncian los representantes de los trabajadores. ¿Por qué ocurre esto? El problema está en la alta edad media de los trabajadores que, según datos recientes, se encuentra en los 54 años. Conforme a la normativa laboral, a partir de los 57 y una vez superados los 35 años de servicio, los funcionarios de prisiones pueden pasar a la segunda actividad. En estos casos se les encomiendan tareas de oficina y dejan de tener contacto directo con los reclusos. Al margen de los 32 funcionarios que previsiblemente se van a jubilar antes de fin de año, hay 180 trabajadores del centro penitenciario de Salamanca que han pasado ya a esa segunda actividad. Son casi un tercio de la plantilla y esto hace que, aunque con los últimos concursos de traslados, ha llegado personal más joven, el número de funcionarios que trabajan en contacto directo con los presos es insuficiente, especialmente en los módulos más conflictivos, según denuncian ACAIP-UGT y CSIF.
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