Paula Pechero, junto a Kenzo.

Kenzo, el perro modelo que cambió la vida de Paula: «Me ha enseñado el significado del amor»

Una joven salmantina creó una cuenta de Instagram para su carlino y ha conectado con amantes de esta raza por toda España

Sergio García

Salamanca

Miércoles, 20 de agosto 2025, 16:46

Paula Pechero, una joven salmantina que actualmente cursa tercero de Enfermería en Ávila, es la orgullosa dueña de Kenzo, un carlino que nació el 7 de enero de 2022. Desde que era pequeña siempre había soñado con tener un perro, y en especial sentía un cariño particular por esta raza debido a su carácter simpático, cariñoso y cercano.

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Durante las navidades de 2021-2022, en plena pandemia de COVID-19, mientras pasaba las fiestas en su pueblo y se recuperaba del virus, Paula pasaba el tiempo navegando por redes sociales. Fue entonces cuando, encontró en Facebook una publicación sobre una camada de carlinos. Desde ese momento, Kenzo pasó a formar parte de la familia.

Uno de sus hermanos, Bimba, vive en Carbajosa de la Sagrada. Aunque no han llegado a organizar una quedada, los dueños mantienen un grupo de WhatsApp donde comparten fotos y actualizaciones de los distintos miembros de la camada.

En abril de 2022, Paula decidió abrirle una cuenta de Instagram. Al principio compartía fotos y vídeos como entretenimiento. Sin embargo, la cuenta comenzó a ganar seguidores y, con el tiempo, le permitió conectar con otras personas que también tienen carlinos. Algunas de esas amistades se han hecho tan estrechas que incluso una pareja de Huelva que conoció a través de la red social le ha invitado a su boda. Paula admite que, aunque ahora no publica tan a menudo por falta de tiempo, la cuenta le ha servido para conocer gente, crear recuerdos, compartir experiencias, descubrir productos y lugares «dog-friendly» (establecimientos que permiten la entrada de mascotas y ofrecen servicios específicos).

Kenzo no es solo un perro cariñoso, atento y muy apegado a todos los miembros de su familia. También es un auténtico modelo frente a la cámara. Tiene una pose muy característica que repite a menudo: la famosa postura de «ranita» o «sploot», en la que se tumba con el vientre pegado al suelo, las patas delanteras estiradas hacia delante y las traseras hacia atrás. Esta peculiar forma de sentarse es una de sus señas de identidad y causa ternura allá donde va.

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Desde que Kenzo llegó, la vida de Paula ha cambiado por completo. Ha ganado en cariño, compañía y sentido de la responsabilidad, pero también ha tenido que renunciar a cierta libertad. Ya no hace viajes o planes si no puede llevarse a Kenzo o si no hay alguien de absoluta confianza que pueda quedarse con él. «No es un juguete, es un animal que depende de mí», afirma Paula con convicción. Tiene muy claro que adoptar un perro implica un compromiso diario, y por eso organiza su vida en torno a las necesidades del animal.

Para ella, Kenzo es su «pequeño amor» y una figura esencial en su vida. Aunque asegura que no es lo mismo que tener un hijo, afirma que la responsabilidad y el afecto son similares, y que siempre lo tendrá en cuenta en sus decisiones, planes y rutinas. «La verdad es que él me ha enseñado el significado del amor incondicional. Yo nunca pensé que se podía querer tanto a un animal», comenta emocionada.

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Paula también recuerda una cita del escritor francés Anatole France, que resume a la perfección lo que siente desde que Kenzo forma parte de su vida: «Hasta que no has amado a un animal, una parte de tu alma permanece dormida».

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