Ester Muñoz: «Vox aspira simplemente a ser oposición y a criticar, no a gobernar»
«Entiendo por qué se fueron del Gobierno de Castilla y León y de todos, y es porque estaban bajando en todas las encuestas. La valentía consiste en gestionar, decidir y mejorar la vida de los españoles, y eso, a veces, pasa factura; ellos no están dispuestos a asumirla«, asegura la portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados
Ester Muñoz, sin h, (León, 13 de junio de 1985) es la voz sin complejos del PP, la que cada martes pone contra las cuerdas a la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero. Antes había despuntado por su dura intervención contra Teresa Ribera por su responsabilidad en la DANA. Feijóo la siguió con orgullo desde el asiento y tomó nota de sus intervenciones, pero aseguran que fue Miguel Tellado quien la fichó y la 'sacó' de León. La portavoz parlamentaria se presenta sin filtros. Ella sabe que es buena para plantar cara al Gobierno y para frenar al electorado de centro-derecha que le pide más dureza al PP. Habla sin complejos y admite sin rubor que el Día de la Hispanidad, en el que destacó como una de las mujeres más elegantes, «solo aspiraba a no aparecer entre las peor vestidas».
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¿Cree que la condena al fiscal general del Estado supondrá la salida de Pedro Sánchez?
—En cualquier país democrático, sin duda. En un país con una democracia sana, sin duda. El fiscal general del Estado lo nombra el Gobierno de España, y la gravedad de lo que está ocurriendo es que el fiscal general del Estado debería haber dimitido en el momento en que se le imputó, porque quien persigue delitos no debe estar juzgado por haber cometido delitos. Ha sido condenado, pero lo más grave de todo esto ha sido la situación en la que ha dejado al poder judicial el presidente del Gobierno. Ha llevado al choque al poder ejecutivo contra el poder judicial. Eso también es inédito en la historia de la democracia. Y es de una gravedad que debería suponer inmediatamente la dimisión de Pedro Sánchez. Primero, pedir perdón a los españoles, porque él exigió que se le pidiera perdón al fiscal general del Estado. Segundo, debería dimitir. Y tercero, debería convocar elecciones.
Se cumplen 50 años de democracia, ¿en qué se equivocaron quienes no pensaron que este sistema electoral podría llevar a un bloqueo del Legislativo y del Ejecutivo, como está ocurriendo en estos momentos?
—Bueno, yo creo que hicieron algo muy difícil en su momento. Gente que había estado enfrentada, que había sufrido la dictadura y que había estado 40 años en el exilio volvió y decidió ser hija de la Transición. Hicieron algo imposible hoy con la polarización que estamos viendo y debería darnos mucho que pensar. Gente que venía de una dictadura, que había sufrido represión, fue capaz de sentarse en una misma mesa y llegar a la conclusión de que teníamos que pensar en una España con otro tipo de futuro para las futuras generaciones. Yo soy de esas futuras generaciones que estoy disfrutando de lo que esa gente construyó. Me parece bastante lamentable que haya quien hoy esté intentando destruir ese legado. Yo no voy a pensar en qué se equivocaron, sino en cómo podemos mejorar lo que nos dieron para que las futuras generaciones tengan un futuro como el que hemos tenido nosotros.
¿Se ha ganado la fama de azote del PP al Gobierno?
—Creo que cualquier portavoz de un grupo parlamentario que está en la oposición tiene que fiscalizar al Gobierno. No haría bien mi trabajo si no lo hiciera. Es parte de la naturaleza de un portavoz en la oposición.
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En la calle escuchará «Dale caña» y usted se la da de verdad.
—Bueno, yo creo que si dar caña es no pasar ni una, controlarles, preguntarles, estudiar al milímetro cada una de las acciones del Gobierno y forzar dimisiones cuando hacen cosas inaceptables, pues sí.
¿Por qué cree que la eligió Alberto Núñez en esta nueva etapa que es clave para que gobierne?
—Bueno, yo creo que no me eligió a mí en particular. Reorganizó el equipo. Creo que entendió que Miguel Tellado tenía que ser el secretario general del partido para tenerlo a punto para unas futuras elecciones generales, sean cuando sean. Y quedaba vacante la portavocía del Grupo Parlamentario. Yo ya había sido senadora, tenía experiencia parlamentaria y es verdad que, de una manera u otra y por mi forma de hacer parlamentarismo, hay un gran sector del centro-derecha al que le gusto. Creo que por eso estoy ahí. Pero no como una decisión particular, sino dentro del conjunto de un equipo en el que se colocan varias personas en varios sitios.
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Dicen que su intervención contra Teresa Ribera por su responsabilidad, no asumida, en la DANA fue clave. Le dio usted caña documentada, con leyes, con jurisprudencia; la dejó sin palabras y Feijóo tomó nota.
—Bueno, forma parte de mi naturaleza, probablemente porque vengo del mundo del Derecho y creo que la claridad siempre tiene que ir acompañada de rigor. Y cuando uno es claro, directo y además va acompañado del rigor, tiene mucho más valor. Yo me preparo muy bien todas mis intervenciones. Estudio muchísimo antes de hablar de un tema, lo cual no quiere decir que a veces no me equivoque. Pero no miento. Mentir implica querer engañar. Puedo equivocarme, pero por una equivocación, no porque haya querido mentir a alguien. En esa comparecencia, que era muy difícil, creo que me enfrenté a ella siendo consciente de la responsabilidad que había depositado en mí el presidente cuando me dijo que la iba a llevar yo. El máximo respeto a las víctimas de esa tragedia era que yo dijera allí cosas rigurosas, que llevase la ley en la mano y que no me dedicase simplemente a esparcir basura como hacen otros. Era importante el rigor y así la preparé.
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Cada martes se enfrenta con mucha vehemencia a la vicepresidenta María Jesús Montero. ¿Ha conseguido sacarla de quicio?
—Bueno, yo creo que es una mujer que vive con dificultad su puesto. No tiene que ser fácil ser vicepresidenta del presidente más mentiroso de la historia de la democracia, de un Gobierno corrupto en el que ha habido una trama de corrupción tejida entre el partido y el Gobierno. No es fácil ser candidata en una Comunidad en la que va a ser portavoz de la oposición. Por lo tanto, intento hacer mi trabajo lo mejor posible siendo consciente de las dificultades que tiene la señora Montero.
¿Cómo encaja su partido que quien defendió la moción de censura contra Rajoy, José Luis Ábalos, apelando a la decencia y abanderando la lucha contra la corrupción, esté hoy acusado por corrupción y la Fiscalía le pida 24 años de cárcel?
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—Ellos dijeron que venían a luchar contra la corrupción, pero es mentira. Vinieron a instalar el crimen organizado como forma de Gobierno. A los seis días de la moción de censura ya estaban con la trama en marcha. Seis meses después intentaban llevar la trama a Marruecos. Es decir, nadie se cree que Sánchez no supiera quién era Ábalos. Era su mano derecha. Y cuando le hizo dimitir, colocó de mano derecha a Cerdán, que era otro de su grupo de amigos, y Bolaños dice que no hay que generalizar, que son personas concretas. ¡Hombre, no! Son dos secretarios de Organización del PSOE que no podrían haber llevado a cabo esa corrupción si no hubiera un Gobierno facilitando los amaños de los contratos. Ahí vemos la hipocresía y el cinismo con el que presentaron esa moción de censura.
Todos los días hay un nuevo escándalo por corrupción. ¿Hasta cuándo cree que va a aguantar este país?
—Bueno, el país ya no aguanta más. La gente va a la compra y ve cómo cada semana los precios suben. La gente no se puede alquilar una casa. La gente ni se plantea ya muchas veces comprarse una casa. Es imposible. Solo hay que entrar en cualquier portal inmobiliario para ver lo que cuestan las viviendas, no en Madrid, sino aquí en Salamanca o en León. La gente mide mucho si se va de vacaciones. Los autónomos, que tienen una peluquería, un bar o una tienda de repuestos, no saben si van a poder seguir abiertos o mantener a los empleados que tienen. Esa es la vida diaria de la gente. Por tanto, el país ya no aguanta y tenemos un Gobierno paralizado.
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Y cuando tenían al Gobierno contra las cuerdas por la corrupción, surge en sus filas el caso mascarillas en la Diputación de Almería.
—Cuando se gobierna en diputaciones, ayuntamientos… es probable que haya algún caso de corrupción con personas en particular y lo que ven los ciudadanos es cómo reaccionamos ante esos casos. Nosotros conocíamos este martes el caso de la corrupción y de la investigación de la UCO en la Diputación de Almería y, en menos de cinco horas, el partido ya les había retirado la militancia y dejaron sus cargos. Sin saber exactamente todavía qué está pasando, porque lo único que sabemos es que la UCO está investigando. El PP no ha salido a decir que los miembros de la UCO son 'fachas con toga' o que hay una UCO buena y una mala. En el PP no hemos dicho que haya que ir contra la UCO, como ha hecho el Gobierno de España. Y tampoco tenemos un comando especial dentro del partido investigando trapos sucios de los guardias civiles que están investigando esa corrupción. Eso en el PP no existe. Yo creo que hay grandes diferencias.
¿Entiende a la gente cuando dice que todos los partidos son iguales?
—Yo entiendo que la gente se harte, porque yo me harto. Le dedico muchas horas a esto, tiempo que quito a mi familia y a mi pareja, y cuando salen casos de compañeros que abusan del poder que nos da la ciudadanía, a mí me enfada. ¿Cómo no le va a enfadar a la gente que lo pasa mal? Ahora, también me enfada ver a otros partidos políticos decir: «Yo no soy como ellos». Lo dicen cuando no gobiernan nada.
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¿Se está refiriendo a Vox?
—Bueno, es que claro, cuando uno no gestiona no se ensucia y no corre riesgos de tener a gente que haga las cosas como no debe. Yo creo que en la vida hay que ser valiente.
¿Entendió que Vox se fuera del Gobierno de Castilla y León?
—Bueno, yo no lo entiendo. Primero, porque cuando uno se presenta en un partido, a lo que aspira es a gestionar, no a ser un candidato permanente. Entonces, cuando llegas a una consejería para gestionar conforme a lo que crees, eso es lo que esperamos todos, ¿no? Pero veo que no, que hay gente que aspira simplemente a ser oposición y a criticar, no a gobernar. Entiendo por qué se fueron y es porque estaban bajando en todas las encuestas. La valentía es gestionar, decidir y mejorar la vida de los españoles, y eso a veces te pasa factura.
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Es la mayor de cuatro hermanos, pero no ejercía ni se responsabilizaba de ellos.
—No, yo sí me responsabilizaba de mis hermanos, pero no era la hermana mayor estudiosa, ordenada o ejemplar. Yo he sido una rebelde toda mi vida, de pequeña sin causa y ahora con causa.
Ahora se estudia mucho los temas, pero en primero de bachillerato le llegaron a quedar todas menos Historia y aprobó gracias a que su madre se impuso y se ponía a las 6 de la mañana a estudiar con usted.
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—Nunca fui buena estudiante. No repetí, porque es verdad que tuve una madre que estuvo al pie del cañón. Además, iba al conservatorio y le dedicaba horas que no le dedicaba al colegio. La gente no madura a la misma edad. Pero, en cualquier caso, soy una gran afortunada de la familia que tengo y de los padres que tengo. Sin ellos no estaría hoy aquí.
Se afilió al PP a los 18 años porque antes no la dejaron.
—Sí, porque tenían miedo de que me metiera en el partido y dedicara todo mi tiempo a eso y no estudiara.
¿Le gusta Alaska?
—Ja, ja, ja. Me encanta Alaska y una de mis canciones preferidas, que además me representa, es '¿A quién le importa?'. Mi madre tuvo que salirse de un concierto porque estaba embarazada de mí de ocho meses y no paraba de moverme en su vientre. Ahí me puse yo a bailar.
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¿Cuando se afilió al PP ya se había leído 'El Capital' de Marx?
—No. Siempre me ha gustado mucho leer desde pequeña y me gusta mucho la historia, y la historia tiene mucho que ver con la política. Siempre he entendido, probablemente también por la educación que he tenido, que hay que ponerse en la piel de los demás. Entender por qué los demás piensan como piensan, la empatía y el espíritu crítico son fundamentales. Es decir, no creer algo porque te dicen que tienes que creerlo, sino creerlo de verdad. Y para creer de verdad has tenido que leer muchas cosas.
¿Y a usted 'El Capital' qué le enseñó?
—Me enseñó por qué no hay que ser comunista, pero hay muchos comunistas que no se lo han leído.
No solo aparece en las páginas políticas, también ha salido en las de moda como una de las mejores vestidas el Día de la Hispanidad, ¿le gusta la moda?
—Sí, pero no sigo las tendencias. Era la primera vez que acudía al acto y no era fácil, porque sabía que iba a estar en el centro de las miradas y que te juzgan continuamente. Los hombres van con traje y ya está. No es machismo, es que nosotras vestimos distinto y se fijan más. Yo solo aspiraba a no estar entre las peor vestidas, no aspiraba a más.
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