Vistas del paseo fluvial desde uno de sus caminos. FOTOS: ALMEIDA

«Fue como descubrir una playa en medio de la ciudad, parecía que nos habíamos ido de vacaciones»

El paseo fluvial se convierte en el lugar favorito de los salmantinos para correr, descansar o incluso darse un baño

Sergio García

Salamanca

Viernes, 22 de agosto 2025, 07:57

A orillas del río Tormes se localiza el paseo fluvial. Un espacio verde que se extiende a lo largo de la margen derecha del río, comenzando en el Parque de la Aldehuela y llegando hasta el barrio de Huerta Otea.

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El paseo cuenta con numerosos puntos de interés, el Puente Enrique Estevan, el Puente Felipe VI, el conocido Puente Romano, la fábrica de Mirat, parques infantiles y el embarcadero.

En el Parque Fluvial del Río Tormes, siempre hay muchos viandantes haciendo diversas actividades, como correr, andar en bicicleta, hacer ejercicio en las máquinas. Aimar de Vega, un corredor habitual de la zona, explica «suelo correr por la zona del río, porque es una zona bastante llana, sin mucho desnivel, entonces no tengo que hacer ni grandes subidas, ni grades bajadas. Además, me resulta mucho más agradable correr aquí por el entorno natural y porque ofrece algunas de las vistas más bonitas de toda la ciudad. Es mucho mejor que correr por las calles del centro».

También hay quienes aprovechan la conexión con el río Tormes para darse un baño. En uno de los laterales del Puente Romano se encuentra una pequeña zona habilitada para ello. Aya Rami una bañista explica: «Fue un plan improvisado con unos amigos. Hacía mucho calor, no teníamos nada que hacer y decidimos explorar. Cuando llegamos al Fluvial, fue como descubrir una pequeña playa en medio de Salamanca. Entre la arena, los árboles y el agua fluyendo, parecía que nos habíamos ido de vacaciones».

Con el paso del tiempo, el lugar ha ido ganando más visitantes, pero lejos de ser un inconveniente, eso ha sumado al ambiente. «Lo que más me sorprendió fue encontrar un sitio así tan cerca del centro. Es reconfortante, cómodo y te da esa sensación de estar fuera de la rutina. Además, como en Salamanca no tenemos playa, esto se ha convertido en nuestro pequeño refugio», comenta Aya Rami. «Al principio solíamos venir dos grupos de amigos y en escasas ocasiones veías a gente que venía a curiosear, pero ahora hay más gente y eso le da vida. Ves niños, grupos de amigos... se siente como una playa urbana. Incluso he pensado que, si se diera a conocer mejor entre turistas, podría ser un lugar aún más valorado».

Luis Ortega, jubilado salmantino comenta: «Este sitio ha cambiado mucho, y para mejor, la verdad. Antes venía más por costumbre, a dar un paseo y estirar las piernas, pero ahora me quedo más rato. Me gusta ver a los chavales, a los niños, incluso a los que se meten al agua. Hay días que camino y otros que simplemente me siento en un banco a observar a la gente. Es un lujo tener algo así tan cerca de casa».

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Pero este espacio no solo es un punto de encuentro social, sino también un tesoro natural.

El Soto Fluvial es un ecosistema complejo que alberga una gran biodiversidad. La vegetación de ribera (chopos, fresnos y sauces) contribuye a mantener la calidad del agua y sirve de refugio a numerosas especies de aves. Entre ellas destacan: la Garceta común (Egretta garzetta), el Gorrión común (Passer domesticus), la Gaviota reidora (Larus ridibundus), el Cormorán grande (Phalacrocorax carbo), el Mirlo común (Turdus merula), el Milano real (Milvus milvus). Además, pueden observarse otras especies estacionales como golondrinas, aviones, martinetes y distintas rapaces.

Así, el Parque Fluvial del Río Tormes se ha consolidado como un espacio donde conviven ocio, deporte, cultura y naturaleza, uniendo la vida urbana de Salamanca con un entorno natural de gran valor.

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