Francisco, junto a su mujer y familiares durante la celebración de su centenario. TEL

«El mejor recuerdo es cuando conocí a mi mujer»

Francisco González Román celebra sus cien años de vida en Béjar rodeado del cariño de su familia y junto a Su mujer Teresa Moretón, de 99 años, con la que lleva casado 65 años

TEL

Béjar

Viernes, 7 de noviembre 2025, 20:17

La ciudad de Béjar cuenta desde este viernes con un centenario más con motivo del cumpleaños de Francisco González Román, nacido en Campillo de Salvatierra el 7 de noviembre de 1925.

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Junto a su mujer Teresa Moretón Puig, Paco celebró sus cien años de vida junto a sus familiares, entre los que se encontraban sus cuatro hijas, nietos, yernos o el pequeño Samuel, su biznieto.

Aunque su trabajo principal fue la recaudación de contribuciones, muchas han sido las labores de que ha realizado a lo largo de esta vida. Comenzó con su familia en la fábrica de jabones en Campillo, antes de que fueran a vivir a Béjar hace ya más de setenta años. Tuvo un bar en el Solano llamado «El club número uno», después fue a Suiza, donde trabajó en una fábrica de pan y dulces hasta que nació su segunda hija. Con la tercera en camino, regresaron a España, donde también se dedicó a labores relacionadas con el textil y, fundamentalmente con la contribución.

El matrimonio ha sido muy activo y han viajado solos hasta los noventa años. «Hemos recorrido doce naciones», señala, desgranando cómo viajaron a Budapest, Viena o Praga, así como a Marruecos, entre otros lugares. «De España me faltan cinco o seis capitales», explica, entre las que desgrana Soria o Jaén.

«No te das cuenta de que han pasado tantos, me parece que no han pasado, pero han pasado», explica, para recordar cómo conoció a su mujer en la boda de una hermana suya ya que eran amigas: «Hacía poco que estaba aquí y en la boda nos conocimos y, desde entonces hasta hoy». Sobre sus recuerdos, lo tiene muy claro, no duda un segundo en afirmar que: «El mejor recuerdo es cuando conocí a mi mujer». Llevan casados 65 años y las muestras de cariño de Paco hacia su mujer son constantes. El secreto para llevar tantos años así lo tiene claro también: «Pues qué voy a decir, respeto mutuo y luego, si hay algunas diferencias, pues esas se hablan pacíficamente y ya está. Y lo más importante para mí, es el cariño que sea verdadero, que sea real, o sea, el uno para el otro y el otro para el uno. Yo creo que es lo más importante que he tenido».

Le gusta todo tipo de comidas y, aunque no le gusta del deporte, ha sido muy activo. Toma medicinas, recuerda, que se encarga de preparárselas su nieta farmacéutica, pero sigue con una enorme vitalidad a sus cien años. Entre sus aficiones, recuerda el juego de la calva cuando estaba en Campillo.

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También tiene recuerdos sobre Béjar, una ciudad que ha conocido en estadios muy diferentes y de la que habla con pena: «Me da pena, sobre todo cuando se pasa por la calle Mayor. De cómo era a cómo está me da pena de verdad».

Francisco sopló las velas junto a su mujer, Teresa. TEL
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