«Cuando me jubilé, hice la promesa de ayudar al que lo necesitara mientras tuviera fuerza»
El voluntario Aurelio Ispierto es muy conocido en Peñaranda por su labor como voluntario
«Cuando me jubilé, hice la promesa de ayudar a todo el que lo necesitara mientras tuviera fuerzas, y hasta ahora lo estoy cumpliendo», asegura el vecino de Peñaranda de Bracamonte, Aurelio Ispierto Caballero, también conocido como Aurelio 'Jinete'. Esta frase define la forma de vida de una persona cuya labor solidaria puede pasar desapercibida.
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Aunque hay personas que no saben su nombre, es muy conocido tanto en Peñaranda como en los pueblos de la comarca, donde los vecinos le llaman «el de las fotos», ya que una de sus aficiones es capturar imágenes en los festejos más destacados de localidades como Peñaranda, Aldeaseca de la Frontera, Cantaracillo, Bóveda del Río Almar, Santiago de la Puebla, Macotera, Rágama, Malpartida, Mancera de Abajo o Ventosa del Río Almar, entre otros.
En estas localidades no se pierde las procesiones principales y, sobre todo, acude a las carreras populares, en muchas de las cuales luce una camiseta o chaleco que la organización de los eventos le proporciona para facilitar esta labor que desempeña de manera totalmente altruista.
¿Ya está jubilado? ¿Qué edad tiene?
—Tengo 76. Nací el 28 de agosto de 1949. Dejé mi trabajo con las ambulancias cuando cumplí los 65. No quería jubilarme; de hecho, reclamé a la empresa volver a trabajar, pero no me admitieron porque exigían tener una serie de diplomas. Yo tenía mucha experiencia y diplomas, pero eran anteriores al sistema actual.
Le gustaba su trabajo…
—He sido un enamorado de mi trabajo; si hubiera podido, seguiría haciéndolo. En aquel momento me ofrecieron la posibilidad de jubilarme y tomé la decisión sin pensarlo demasiado.
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¿Qué experiencias tuvo en su trabajo con las ambulancias?
—Llevaba rehabilitación. Entonces no existía el 112 ni el servicio vital; todo lo gestionábamos nosotros. En el 'cruce de la muerte' recogí 22 accidentes. Llamé así al cruce de Cantalpino por su gran peligrosidad. He ido por toda la provincia; era el comodín de la empresa. Salía todos los días a las 6 de la mañana y llegaba a casa a las 9 o 10 de la noche. Empezaba con los enfermos de la zona y luego me desplazaba por toda la provincia. También he recorrido la provincia cubriendo festejos taurinos. Al principio éramos dos compañeros, luego tres.
¿En su trabajo con las ambulancias tuvo que vivir muchas situaciones críticas?
—Sí, he visto muchas cosas. Por respeto a las personas atendidas, me reservo muchas experiencias. Es importante señalar que el trabajo ha cambiado mucho, porque ahora hay más recursos.
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Ispierto es un apellido muy común en Tarazona de Guareña. ¿Es de Peñaranda?
—Nací en Peñaranda de Bracamonte y siempre he vivido aquí. Mi padre era de Tarazona de Guareña y mi madre de Nava de Sotrobal.
Se le puede ver ayudando en muchas labores altruistas.
—Colaboro desde hace mucho tiempo en la asociación de personas con diversidad funcional, Acopedis. Empecé a ser voluntario porque mi cuñado, Manuel Gil, fue el primer presidente de Acopedis durante 12 años. Soy de los primeros socios y sigo siendo voluntario. Voy todos los jueves a la piscina para acompañar a personas con discapacidad: en invierno al polideportivo cubierto y en verano, durante algo más de un mes, a la piscina al aire libre. Antes daba más servicio que ahora. También soy voluntario de otra ONG; llevo al menos 15 años ayudando en lo que haga falta. He sido voluntario de teleasistencia y ahora participo en un programa enfocado en ayudar a la España despoblada.
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¿Qué ha significado para usted participar en tantas labores de voluntariado?
—Me genera una alegría y una satisfacción muy grande hacer bien al prójimo.
¿Merece la pena ser voluntario?
—Mucho. Recomiendo a todo el mundo participar y colaborar en cualquier actividad, puede ser en la organización de una carrera o en lo que se pueda ayudar.
¿Le han agradecido su carácter altruista?
—Guardo con cariño el agradecimiento de una persona que me ha valorado mucho. El cura, Lauren Sevillano, me dedicó unas palabras en la misa mayor de un domingo en la iglesia de Peñaranda. Peñaranda de Bracamonte ha sido una ciudad en la que la palabra altruismo siempre se ha escrito con mayúsculas.
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¿Echa de menos algún recurso de ayuda que ya no exista?
—Formé parte durante mucho tiempo de Radio Ayuda. Fui su presidente durante 12 años y me encargué de legalizar el grupo.
¿Qué labor hacía en Radio Ayuda?
—Éramos un grupo de personas con emisoras de radio y, si había algún accidente, nos encargábamos de socorrer y llamar a la Guardia Civil, a la Cruz Roja o a quien fuera necesario en ese momento.
¿Conserva la emisora?
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—Sí, funciona, pero no la utilizo.
¿Las emisoras podrían ponerse en marcha de nuevo?
—Antes nos exigían pagar una licencia, pero ahora no es necesario. Se podrían volver a poner en marcha, aunque sería diferente porque ahora hay otros medios más avanzados para alcanzar el fin que tenía Radio Ayuda Peñaranda.
¿Qué recuerdos tiene de aquellos tiempos?
—Me encargué de legalizar Radio Ayuda Peñaranda porque entonces existía un grupo de radioaficionados, pero no estaba legalizado. Me ayudaron dos presidentes de Salamanca, el de Alfa Sierra y el de la asociación cultural. En aquellos tiempos realizamos varios encuentros de radioaficionados en Peñaranda de Bracamonte.
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¿Y su afición con las fotos?
—Es uno de mis hobbies. También llegamos a formar una asociación de aficionados en Peñaranda.
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