Ni huella del calzado que hacía Peñaranda
Las grandes fábricas de la ciudad produjeron miles de pares durante más de un siglo, dieron empleo y generaron prosperidad en la zona hasta la primera década del siglo XXI que pondría fin a esta historia
Apenas queda huella de la industria del calzado en Peñaranda de Bracamonte. La historia recuerda las grandes fábricas que desde inicios del siglo XX hasta la primera década del XXI dieron fama a Peñaranda de Bracamonte como referente en la producción de calzado.
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El padrón del año 1899 ya reflejaba un número importante de zapateros. Era el segundo trabajo con más personas después de los jornaleros. Había 215 jornaleros, 78 zapateros, 49 tejedores, 34 comerciantes y 33 dependientes. Estos eran los oficios más destacados, según un listado obtenido por Antonio Pérez Sánchez 'Charlo' en una de sus investigaciones en el archivo municipal de Peñaranda. En estos números también se puede ver el peso que tenía el comercio en la ciudad.
Las posibilidades de exportación hicieron más viable la creación de grandes industrias. Es una de las razones que Antonio Pérez piensa que favorecieron a este crecimiento industrial.
En 1927 fue fundada la factoría de Jesús Ruipérez, que comenzó fabricando zapatillas y alpargatas. Hacían 600 pares diarios. En 1975 tan solo esta empresa fabricaba casi 3,5 millones de pares por un valor superior a los 125 millones de las antiguas pesetas. En 1928 se fundó la fábrica de Teodoro Jiménez. Tenía una capacidad de producción anual de 1.800.000 pares de alpargatas y zapatillas de piso de goma y fieltro. Cándido Hernández fundó su fábrica en 1942 y en septiembre de 1975 recibió el 'Diploma de exportador muy distinguido' por parte de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Salamanca.
LÁS FÁBRICAS
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Jesús Ruipérez Fundada en 1927 con un capital social de 3 millones de pesetas. Comenzó con una producción de 600 pares de zapatillas y alpargatas. En 1932 fabricaba 10.000 pares. En 1975 hacía 3.444.398 de pares y daba empleo directo a 300 trabajadores. El 22 de abril de 1975 un incendio reduce a cenizas la fábrica. Más tarde se construye una nueva fábrica. Cerró sus puertas en 1984.
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Teodoro Jiménez Fue fundada en 1928. Tenía una capacidad de producción anual de 1.800.000 pares de alpargatas de piso de goma y fieltro. Desapareció con la explosión del polvorín el 9 de julio de 1939.
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Cándido Hernández Fundada en 1942 por iniciativa de los hermanos Hernández. Tenían dos secciones, una en la calle Nuestra Señora y otra en las Tenerías. En 1950 sus dependencias de la calle Nuestra Señora sufrieron un aparatoso incendio. Posteriormente se instalaron en los terrenos del futuro instituto laboral, mientras comenzaron la nueva fábrica en la esquina de la carretera de Medina con la avenida de Salamanca.
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Otras Peñaranda tuvo otras fábricas, algunas cooperativas.
La industria del calzado favoreció el nacimiento de cooperativas creadas por antiguos empleados de fábricas. Un ejemplo fue Oncesa, cuyos principales mercados de venta estaban en España, Inglaterra, Austria, Australia y Alemania, según las investigaciones realizadas por Antonio Pérez.
La industria del calzado en Peñaranda se fue difuminando hasta que pasada la primera década del siglo XXI tan sólo quedaba la nostalgia.
Hoy día el tema sigue siendo motivo de conversaciones. Hay quienes ven algún atisbo de esperanza y se les pasa por la cabeza ideas como la posibilidad de «proponer la creación de una escuela de diseño de calzado y moda que ayude a potenciar la zona», dice Javier Cuadrado, hijo y sobrino de 'los moldistas' que pone como ejemplo «otras fábricas de Elche orientadas a calzado deportivo de calidad y calzado de diseño que siguen funcionando».
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Lo cierto es que en Peñaranda de Bracamonte casi se ha descartado la posibilidad de retomar el oficio de hacer calzado y de momento no se plantea ni un posible museo.
«Había fábricas que hacían encargos a casas particulares»
El mayor apogeo de la producción de calzado en Peñaranda se puede ver en el número de empleados que tuvieron las fábricas. La de Cándido Hernández, también conocida como 'Los Guapitos' llegó a tener entre 700 y 800 empleados. No obstante «había fábricas que encargaban para coser los cortes», detalla Antonio Pérez. Esto quiere decir que tenían máquinas en casas o talleres particulares donde les hacían trabajos. Por ejemplo, Jesús Ruipérez tenía máquinas en Cantaracillo o Flores de Ávila donde las cosían.
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