AL LORO

El pato cojo

Quién le mandaría citar a The Economist. Resulta que el bueno era Rajoy y que ahora se debe ir él. Ver para creer

Ángel Batalla, el comisionado del Gobierno para la Dana, debió de ser gran lector de Zipi Zape, por lo de las falsificaciones cutres. Pero eran otros tiempos. Entonces estaba don Pantuflo Zapatilla, que les pillaba. Ahora se ve que está mayor. Y estaba don Minervo, ese profesor ejemplar que corregía «despropósitos pedagógicos». Ahora está la ministra de Universidades que, al revés que don Minervo, aplaude estos «despropósitos pedagógicos» de Ángel Batalla.Y así estamos. Verano de 2025.

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Inicio insuperable, con Koldo García y «la Mari que le hace el helicóptero». Con Santos Cerdán, tan listo que cobrando un pastizal siempre le devuelve Hacienda. Y con el hermano albañil, que hace bueno lo de que lo de la «titulitis» es tontería. Con el fiscal general ahí, próximo al banquillo, como la «fontanera». Y con Pedro Sánchez, que necesita un descanso y que sin rubor elige el palacio que le regaló Hussein de Jordania a Juan Carlos I, como el año pasado. Porque está cansado. Se le ve. Y a lo mejor disgustado. Que no es para menos.

Por lo del comisionado. Le habrá molestado que se vaya, que es un fastidio por el PSOE de Valencia. Le fastidiará a lo mejor lo quisquillosos que somos los españoles. O este lawfare, ahora mediático. Que vaya año entre lo de las prostitutas, Ábalos, Koldo, Cerdán, Begoña, o lo de su hermano. Y que venga con lo de las saunas. Que no tiene paz.

Pero somos así. Desagradecidos. Y a él no le ha debido parecer mal lo de Diana Morant, porque ella sigue en lo suyo. En lo de que lo importante no son los títulos, que son las hojas de servicio. Y eso que hace nada defendió lo contrario, lo de la importancia de los títulos. Pero entonces era otro fin, el de atacar a las universidades privadas. Que tiene su aquel. Si un político no tiene título, no pasa nada. Y como cunda el ejemplo, que ejerza de juez el que más haya visto «Caso Cerrado». Y si es necesario operar, el que se sepa de memoria los diálogos de «Urgencias». Y no hay que exagerar porque el comisionado lo que hizo fue mentir, pero para acceder a una plaza de funcionario que exigía como requisito una titulación. Que ahí fue de listo y no se le valora. Que otros fueron tontos por mentir en algo que no les valía para nada, como Noelia. Y por eso lo raro es que él dimitiera.

Pero no es sólo esto. Verano de 2025. Sánchez que se desayuna con el informe Greco, que ya le amargó el de 2024. Dice que no ha hecho nada contra la corrupción. «¿De verdad?» No hay derecho. Y lo suyo en estos casos, cuando se está de vacaciones, es romperlo. Que lo de las vacaciones sobrevaloradas sólo las ve Feijóo y, si es así, que no se las coja.

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El presidente está a otras cosas, que tiene mucho que pensar en la tumbona, que por eso es presidente. Por ejemplo, en el discurso balance del año político. Que quién le mandaría citar a The Economist. Lo de presumir de que había publicado en 2024 que la española era la economía de Europa que mejor iba. Que quién le iba a decir que sólo días después, The Economist iba a escribir un editorial diciendo que lo del mérito de la economía era de Rajoy y que si Sánchez se fuera, iría igual de bien. Y por eso ahora le da vueltas. Porque dijeron que gobierna como un «pato cojo» y no es así. Y le invitaron a reflexionar y a irse, pero eso es lo que menos le afecta. Sí lo de qué hace ahora. Que a lo mejor incluye a la revista en la lista de pseudomedios y, en nada, ya podrá vetar sus preguntas en el Congreso. Y él no es Berlusconi, vencido por The Economist. Está por encima. Reflexionará, pero a lo mejor sobre los días que se cogerá de vacaciones. Lo importante es que descanse. Por lo que pueda venir, que parece que todo está contra él. Como casi siempre.

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