En un arrebato de sensibilidad, el Gobierno se ha puesto en la piel del inmigrante y ha planificado un centro en Salamanca en torno al ... inquilino futuro. Habrá estudiado de una forma exhaustiva el país mayoritario de procedencia, dice que Mali. También las edades de los que llegan, más jóvenes que antes. Y ha comprobado que cada vez vienen un mayor número sin familia o amigos ya en España. Total, que necesitan casa y, ante un problema, la solución. Entonces, el Gobierno ha retomado de urgencia la construcción del centro de inmigrantes en Salamanca, en Puente Ladrillo, o eso ha dicho. A la Junta de Castilla y León, no se lo contó, y al Ayuntamiento, tampoco. Y si se enfadan, problema de ellos.
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El Gobierno está a resolver. Por el bien del inmigrante quiere acoger a 460 en un sitio en el que entraban antes 135. Seguro que entonces no calcularon bien. Era una antigua residencia de mayores, sin uso desde julio de 2023 y pertenece al Patrimonio de la Seguridad Social. Pero no les debía de importar demasiado porque, desde que cerró, los ladrones se llevaron ventanas, tuberías; no queda un grifo ni, por supuesto, pomos y tiradores en las puertas. Revisarán las persianas y pondrán barras de apoyo de las duchas, que también las robaron. Pero la residencia está bien. Tiene sus problemas, pero ¿dónde no hay? Es un Gobierno que se crece ante los retos. Por ejemplo, el de que puedan entrar 460. Y, además, con una obra sin cambios grandes de estructuras, porque los tabiques, salvo para cumplir la normativa actual, se respetan. Total, que tiran de ingenio y en habitaciones que tenían dos camas pondrán literas.
En el proyecto se ve que hay empatía con el migrante. Cuando anuncia que disminuirá el tamaño de la lavandería. Que, por escrito, mantiene que pondrá pilas lavadero porque son «más acordes con sus costumbres». Que eso es ponerse en la piel del otro y decir: mira, la lavadora, ¿para qué?, cuando se puede lavar a mano y colgar en el patio cuando quitemos los 25 árboles que se han secado del abandono.
A todo esto, la Junta va a recurrir, no por lo de las pilas de lavar. En general. Los vecinos están que ni se creen que esto sea cierto y se agarran más a la falsa alarma, a la broma pesada. Y en Vox se frotan las manos porque ven que el PSOE les puede querer hacer la campaña para las elecciones en Castilla y León. Que Sánchez tiene siempre en un bolsillo a Franco y en otro, la inmigración para cargar contra la «ultraderecha». Y si Vox le quita espacio al PP, lío para Mañueco.
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Y en esas estamos. Con un problema, que es el de cifras sin precedentes de migración irregular y falta absoluta de soluciones por parte del Gobierno. Ni se plantea un pacto de Estado. Con 460 migrantes que supuestamente llegarían a Salamanca no se sabe cuándo. 460 que estarían hacinados, lavando a mano y sin saber qué hacer, porque si llegan con solicitud de asilo no pueden trabajar hasta dentro de un tiempo largo. Y el Gobierno, que dijo que los centros no son integradores, apuesta por construirlo. Se desoye, cambia de opinión una vez más. Y, como de verdad no es integrador, a ver qué puede hacer la Junta para que no se convierta en un problema.
Y así las cosas, que aparece el padre de Lamine Yamal, de nombre artístico Hastled Hand, y da el consejo a los jóvenes: que trabajen. Y muchos de los que vendrán no podrán. Que él antes buscaba trabajo en la obra y no había. Y ahora ofrecen y son los jóvenes los que no quieren. Que hay que esforzarse, que la recompensa llegará... ah, y que él no vive de su hijo, que le pagan el cartón que recoge a 8 céntimos el kilo. Ahí sí resultó gracioso. En lo demás, dio con la tecla. El problema es cuando te traen, porque ni siquiera llegas, y no puedes ni recoger cartones. Aunque quieras.