DE LARGO ALCANCE

Lunes

Una vez que pones el pie en el lunes y pisas fuerte, al resto de la semana le resulta más fácil fluir, cuesta abajo y fructífera

Siempre me han gustado los lunes, aquí donde me ven. Es ese amanecer en el que la semana está todavía preñada de promesas y donde la oportunidad nos espera a la vuelta de la agenda, la oportunidad de cambiar, de mejorar las cosas a fuerza de trabajo. A menudo he utilizado los lunes, incluso, como método de cálculo temporal: me quedan tantos lunes para ir a Salamanca o tengo tantos lunes para sacar adelante tal proyecto. Una vez que pones el pie en el lunes y pisas fuerte, al resto de la semana le resulta más fácil fluir, cuesta abajo y fructífera. Y esto no quiere decir que no me gusten los viernes, no vayamos a confundirnos. Son amores distintos. Pero en los lunes he encontrado siempre ese impulso vital que durante el fin de semana se diluye, para dejar paso legítimo a otras soberanías.

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De un tiempo a esta parte, sin embargo, los lunes casi me asustan. Abro el ojo a primera hora y, con el primer café, dudo si automedicarme con un paracetamol preventivo por lo que vaya a ocurrir. Dudo si encender la radio, refugiándome por un segundo en la ilusión de poder permanecer ajena a la paliza de golpes en forma de asaltos al Estado que estamos recibiendo, a cuál más cruel. Estamos atados a la silla del contribuyente, con los brazos sujetos a la espalda, sin poder votar, mientras una mafia insidiosa que se ha adueñado de lo público nos suelta puñetazo tras puñetazo, que se van superando en descaro y compiten por ser más soez que el anterior. Es insoportable.

Este lunes, concretamente, llama a la puerta con meticuloso sadismo, dispuesto a rebanar de un tajo cualquier ánimo. Entre la maleza de titulares, que brotan como malas hierbas, este lunes destacará el nuevo acuerdo del gobierno con ERC de financiación singular para Cataluña. El acuerdo parte de la base falsa de que el Estado financia a Cataluña por debajo de lo que le corresponde y esto ya no es un puñetazo, sino una navajada. Con la consecuente cesión de la gestión del IRPF, Cataluña se convertirá, de hecho, en una Comunidad Autónoma fuera del régimen común. El principio de igualdad se desdibuja en la Constitución, papel mojado en este lunes lluvioso, según el parte meteorológico institucional. Cataluña nos roba y es otra de tantos. En lunes como este, la sensación no es de principio de semana, sino de ocaso del 78. La sensación es de orfandad, respecto a unas instituciones que creamos para defender lo nuestro y que se han vuelto contra nosotros, para vampirizarnos. La sensación es de una traición que se huele en el aire.

Y es ahora cuando recuerdo que en el 44 antes de Cristo, los Idus de marzo cayeron en lunes, según el calendario juliano. La erupción del Vesubio, que sepultó Pompeya y Herculano, cayó también en lunes, el 24 de agosto del 79 a.C., al igual que el Black Monday de 1987 y el 11-S de 2001. Y me pregunto cómo es posible que no haya desarrollado yo hasta ahora una antipatía profiláctica hacia los lunes, días de la semana que parecen tener un pacto secreto con el caos y van a por nosotros. Con la segunda taza de café, caigo sin embargo en la cuenta de que cualquiera que haya sobrevivido a un lunes, por otra parte, sabe que lo que viene después es el martes. Y recuerdo que este martes comienza el Tribunal de Justicia de la UE a revisar las cuestiones de inconstitucionalidad e incompatibilidad con el derecho comunitario de la amnistía. Europa, no como princesa fenicia raptada por Zeus, sino como caballo blanco en esta opa hostil al Estado español. Si Bruselas desautoriza la amnistía, las piezas de esta monumental estafa comenzarán a caer lentamente, encadenadas como fichas de dominó. Y esa visión me lleva a rescatar los martes de su papel de segundón en el calendario y comenzar a considerarlos con mayor admiración, respeto y, sobre todo, esperanza. Al fin y al cabo, Leonardo nació un martes de abril de 1452, un martes de 1965 despegó la misión Gemini V, que demostró la supervivencia de los humanos en el espacio, y otro de 1944 dio comienzo el Desembarco de Normandía.

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