Divide y cobrarás

No deja de sorprenderme la desfachatez con la que se pretende una vez más inyectar el veneno de la división y sablear al pagador de impuestos, desde una mentalidad casi feudal

Esta semana entrante, mientras seguimos esperando que el tren a Madrid dure menos que un vuelo a Copenhague, mientras un salmantino recién licenciado en Química se muda a trabajar a Barcelona y una jubilada salmantina sucumbe a otra hernia mal operada por una subcontrata de la Sanidad pública, un grupo de iluminados leonesistas centrará sus esfuerzos en reivindicar la creación de una nueva Comunidad Autónoma. Como si tuviéramos pocas. Alegan que León fue reino, que Zamora resistió más de una hora y que Salamanca... bueno, a Salamanca la meten en el paquete, como ese menor de edad por el que otros deciden en su nombre, como si no llevase cinco siglos enseñando a Europa cómo pensar y pueda verse ahora arrastrada contra su voluntad por una iniciativa tóxica, improvisada sobre la servilleta de un bar. ¿De verdad alguien puede creerse que nos vendría bien otro gobiernito, otros no se cuántos consejeros y otra televisión autonómica dale que te pego a tertulias sobre el fuero de León, todo ello a lomos del contribuyente?.

Publicidad

Sí, León fue reino. Zamora resistió. Pero también resistió Numancia y nadie propone una autonomía celtíbera. La historia no es una hipoteca, ni una patente de corso. Es un legado que se honra con políticas eficaces, no con estructuras elevadas a la ene cuyo único objetivo es un despacho con sueldo público y coche oficial para el que las defiende. El Lexit ni siquiera es una solución para un problema que no existe, es sólo una agarradera desesperada para políticos sin proyecto. El Reino de León fue grande, pero el Lexit es pequeño, minúsculo, una salida de pata de banco cuyo beneficio se reduce a escala molecular. Si el primero hizo historia, el segundo hace el ridículo. Abrir nuevas fronteras, nuevas heridas, nuevos bandos. El Lexit no es una asignatura pendiente, sino una maría, una optativa sin créditos con examen tipo test: ¿Quién se beneficia? a) Ellos b) Nadie c) Todas las anteriores.

No deja de sorprenderme la desfachatez con la que se pretende una vez más inyectar el veneno de la división y sablear al pagador de impuestos, desde una mentalidad casi feudal. No, señores: León no necesita más banderas, sino menos excusas. Sufrimos despoblación, discriminación abierta del gobierno central, infraestructuras del siglo pasado y falta de inversión. Cambiar de sombrero no cura la calvicie. Necesitamos ser más, no ser menos. Y aunque quede mucho por mejorar en Castilla y León, no vamos a descuartizarla para que un puñado de políticos de cuarta accedan al sillón que no lograron con este esquema electoral y administrativo. ¿A quién sirven? ¿Puede creer alguien que se nos hará más caso en Madrid cuando, en lugar de pertenecer a la Comunidad Autónoma más grande de España, nos hayamos convertido en un despojo de la misma? Además, como dijo Unamuno, «el progreso consiste en renovarse, no en repetirse».

El yermo debate denota, por otra parte, una falta de orientación fundamental en esta tierra nuestra. «No hay viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige», dijo Séneca. Y aquí, parece no haber más puerto a la vista que cargos públicos vacíos de contenido. Vade retro. Los lexitas buscan a nuestra costa «colocarse» y ya he compartido con ustedes en alguna ocasión mi aversión por este término, aplicado en español a la actividad laboral y sin paralelo en ninguna de las otras lenguas a las que me haya yo asomado. Colocarse es exactamente lo contrario de emprender, innovar, inventar, mejorar y avanzar. Es un verbo reflexivo, enrocado en el sujeto y contrario al concepto de servicio, sin siquiera alzar la mirada hacia la comunidad a la que aportar y enriquecer con el propio trabajo. Apenas sería disculpable en el ámbito de la ética individual, pero extrapolado al servicio público es un insulto en toda regla. Queremos menos, no más políticos colocados y estos parecen haberse fumado vaya usted a saber qué. Flipan con ordeñarnos al grito de: ¡divide y cobrarás!».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad