Mi hijo de veintiún años no daba crédito: «¿De verdad que en tiempos de Franco detenían a alguien porque no iba a misa los domingos?». ... La pregunta surgió en el momento en que veíamos «Mientras dure la guerra», la película de Amenábar que TVE proyectó este domingo por la noche, en uno de los pocos aciertos que recuerdo de la cadena estatal en los últimos tiempos. En una escena, ambientada en la Salamanca de la guerra civil, se hablaba del caso de una persona a la que ya le habían colgado el sambenito de contraria al incipiente régimen de Franco por la sencilla razón de no frecuentar la iglesia. Intenté explicarle que no hubo una ley por la que, si no practicabas la religión católica, acababas en prisión, pero que a los que dirigen sistemas autoritarios les gusta marcar a quienes piensan distinto para meterles el miedo en el cuerpo e incluso para actuar contra ellos.
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La ignorancia de lo que supone una dictadura entre los jóvenes de hoy en día ha llegado a tal punto que, según la última encuesta del CIS, el 17% de ellos cree que la democracia actual es peor que la dictadura franquista. Y a más del 25%, es decir, uno de cada cuatro chicos jóvenes, no le importaría vivir «en algunas circunstancias» en un régimen autoritario.
Y así, Franco, el «trending topic» al que se aferra Pedro Sánchez cuando tiene problemas, resucita ahora, a los cincuenta años de su muerte en la cama, y sorprende por su inusitado interés entre la población más joven.
Como sabrán, el Gobierno diseñó a finales del año pasado un programa de actos, denominado «España en libertad», con el que, aprovechando que el dictador murió por estas fechas hace medio siglo, ha querido conmemorar cinco décadas de democracia, aunque ésta no llegó realmente hasta dos años después.
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Oportunismo al margen, el caso es que en Salamanca se anunciaron tres actividades -¿alguien las recuerda?-, que han pasado de puntillas durante estos meses. Por un lado, la exposición «Semprún, el largo viaje», que ya se exhibía en el Centro Documental de la Memoria Histórica cuando se informó de estos actos. Por otro, la muestra «Portugal-España: 50 años de Cultura y Democracia», que provocó unas enormes colas -es broma- en la plaza de los Bandos. Y finalmente un congreso de historiadores que debatieron sobre la figura de Franco en el quinquenio republicano. Estaba prevista la presencia de Paul Preston, pero al final no vino y todo quedó en el típico simposio para entendidos.
La subdelegada del Gobierno, Rosa López, anunció la semana pasada otras once actividades que no estaban previstas a primeros de año. No sé si conseguirán algo, pero al menos son más populares. El domingo, los bejaranos ya pudieron disfrutar de una de ellas, la actuación del grupo Mayalde y su espectáculo «Los sonidos de la democracia», con el que recorrerán Vitigudino, Ciudad Rodrigo y Peñaranda.
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Junto a las clásicas mesas redondas, a las que van los de siempre, me han llamado la atención dos actividades. Una, la inauguración en Mozárbez, Monleras y La Alberca de unos «murales democráticos» (sic) en lugares de especial significación para la memoria. Y, sobre todo, una original tertulia intergeneracional, titulada «Diferencia entre vivir en dictadura y en democracia, cambios en la Transición», en la que debatirán jóvenes universitarios junto a mayores que asisten a la Universidad de la Experiencia y han vivido durante el régimen franquista.
No estaría de más explorar actividades como esta última para intentar revertir esas estadísticas que demuestran que algo estamos haciendo mal con nuestros jóvenes.