El Desgobierno español

Que nos pregunten a los salmantinos lo bien que nos va desde que el Desgobierno tomó las riendas de nuestro país

Martes, 16 de septiembre 2025, 06:00

Lo que ha ocurrido este domingo en Madrid es una prueba más del disparate en el que vivimos instalados, de un tiempo a esta parte, en nuestro país.

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Cómo es posible que el propio presidente del Desgobierno español aliente en un mitin las protestas propalestinas, que terminaron con la suspensión de la última etapa de la Vuelta Ciclista a España, mientras manda a las fuerzas del orden a repartir estopa porque las manifestaciones se estaban desmadrando. Porque -no lo olvidemos- los veintidós policías heridos en los disturbios dependen directamente del Desgobierno español. A poco que sigan la trayectoria de Pedro Sánchez, pueden llegar a la conclusión de que consiguió lo que realmente buscaba. Confrontación, vallas volando, agentes blandiendo porras y unas imágenes que centren el debate político donde él quiere.

Cómo puede ser que emisarios del Desgobierno español tengan que ir cada dos por tres a Waterloo, a Suiza o a Bruselas para charlar un ratito con un prófugo de la Justicia y ver si podrán continuar viviendo en la poltrona. A este paso, el Congreso de los Diputados va a tener que abrir su programa de visitas a estos despachos en el extranjero, que son donde realmente se cuece el futuro del país. Dicen que los organizadores de los viajes del Imserso están pensando en organizar un Tour solo para los socialistas más afines.

Con qué cara nos quedamos cuando, cada vez que ocurre una catástrofe natural -bien sea una DANA como la de Valencia o unos incendios como los que han asolado el oeste del país este verano-, la reacción del Desgobierno español siempre sea la misma: «Si quieren ayuda, que la pidan».

Cómo se nos queda el cuerpo cada vez que vemos desfilar por los juzgados a amigos y familiares íntimos y cargos nombrados por el presidente del Desgobierno español. Es tal el número, una treintena, que ya no causa sorpresa cuando aparece uno nuevo. Su mujer, Begoña Gómez; su hermano David; su «bro» José Luis Ábalos; su «fontanero» Koldo; su «dependiente» Álvaro García Ortiz... Su mano derecha, Santos Cerdán, incluso duerme desde el pasado 30 de junio en la cárcel de Soto del Real como un preso «premium», con celda individual, móvil y trato de marajá, según cuentan otros presos.

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Tampoco nos sorprende que nuestro Desgobierno esté en manos de un tipo que se toma cinco días para decidir su futuro y que, cuando vuelve de su retiro espiritual, se dedica a repartir palos a los jueces y a la prensa.

Y ni nos inmutamos cuando el presidente del Desgobierno español incumple el mandato constitucional de presentar Presupuestos -Mañueco, toma nota- y no se le mueve un pelo al decir que si los presentan y se los tumban en el Congreso de los Diputados, seguirá con los que ya tenemos. Por cierto, unas cuentas muy beneficiosas para nuestro país viendo cómo funciona el transporte ferroviario, en qué estado de conservación se encuentran las autovías o la cantidad de nuevos proyectos que se presentan para convertir a España en la punta de lanza de Europa. Que nos pregunten a los salmantinos lo bien que nos va desde que este Desgobierno tomó las riendas de nuestro país. Nos llueven las inversiones, los servicios públicos funcionan como un reloj suizo, incluso han mejorado nuestras comunicaciones con Madrid. ¿Para qué queremos más? Y luego nos quejamos de que avance la ultraderecha... ¿O quizá es eso lo que busca el presidente del Desgobierno?

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