Alcalde, profesión de riesgo
En apenas 24 horas, dos regidores de Salamanca de distinto signo político han presentado su dimisión tras recibir amenazas
Los dos se llaman Pedro. Uno defendía los colores azules del Partido Popular. El otro enarbolaba la bandera roja del Partido Socialista Obrero Español. Ambos ... han tirado la toalla con apenas un día de diferencia.
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¿Les afectaría la Luna del Cazador a la hora de tomar la drástica decisión de presentar su renuncia como alcaldes de sus respectivos pueblos? No lo creo. Llevaban tiempo hartos. Cansados de aguantar amenazas e insultos por gobernar unas localidades que no superan los 200 habitantes.
El primero en hacerlo fue Pedro Astudillo. Gobernaba el Ayuntamiento de Zorita de la Frontera desde 2021. El anterior alcalde, Manuel Partearroyo, falleció aquel verano y sus compañeros de Corporación lo eligieron para terminar la legislatura. Luego vinieron las elecciones de 2023 y su partido, el PP, obtuvo cuatro concejales por uno del PSOE. Pero el ambiente estaba tan enrarecido en el municipio que tanto él como los dos concejales populares que quedaban - el otro edil había renunciado en agosto- prefirieron ausentarse durante la celebración de las fiestas de San Miguel Arcángel hace menos de un mes. Algo se olerían porque el primer día festivo aparecieron pintadas contra el regidor en la fachada del Ayuntamiento y contra una de las ediles en su propia vivienda particular. Ninguno de los tres ha podido soportar la presión y han renunciado por lo que dicen todos: «por motivos personales».
Al día siguiente presentó su renuncia como alcalde de Saldeana el otro Pedro. Su caso es más sangrante si cabe porque, después de sufrir amenazas de todo tipo durante meses, el pasado abril vivió un violento episodio en el que un vecino le atacó con un horcón por el simple hecho de solicitarle la documentación sobre una nave que estaba construyendo sin permiso. Cuando Pedro Martín se ha enterado hace poco de que el energúmeno iba a ser juzgado por un delito leve ha preferido marcharse a su casa «para evitar males mayores». Llevaba toda la legislatura denunciando el hostigamiento que sufría. Había recibido numerosos anónimos con amenazas de muerte. En uno incluso le recordaban qué se le había hecho en los años ochenta a otro alcalde del pueblo, que tuvo que marcharse de la noche a la mañana.
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Estos municipios son tan pequeños que se rigen por listas abiertas, así que después de las dos dimisiones, Zorita pasará a ser gobernada por los socialistas y en Saldeana entrarán los populares. Pero eso es lo de menos. Lo lamentable es que se no haya un castigo mayor para las personas que ejercen la violencia verbal o física contra estos políticos que solo quieren trabajar por mejorar sus municipios.
El diputado popular provincial de zona no tardó en manifestar su aliento a la corporación de Zorita. El secretario general del PSOE salmantino incluso convocó una rueda de prensa para mostrar el aprecio, apoyo y agradecimiento al alcalde de Saldeana. Sin embargo, hubo una cosa en sus declaraciones que me chirrió. David Serrada achacó estos sucesos a la polarización de la política que se está fomentando desde algunas personas y algunos sitios. Y yo no lo veo así. Una cosa es la polarización y otra muy distinta las animadversiones, odios e inquinas que se producen por cualquier motivo en los pueblos pequeños, donde todo el mundo se conoce. Una linde que se mueve, un problema sentimental que acabó con una novia plantada, la venta de una burra que parecía obediente y ahora no hay quien la pare... Las circunstancias más dispares acaban provocando antipatías y rencores. Lo de fomentar la polarización es más para preguntárselo a su jefe.