Vox cuenta ya los votos

Los de Abascal pueden ser vagos, pero no han matado a nadie ni tienen condenas por apología del terrorismo como los socios de Sánchez

Miércoles, 27 de agosto 2025, 06:00

Y mientras el PP y el PSOE se tiran los trastos a la cabeza por el asunto de los incendios, los de Vox hacen caja sin haber dado palo al agua.

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Los del partido de Abascal cuentan los votos de las urnas sin despeinarse, sin moverse de la tumbona y luciendo palmito torrado por el sol de justicia de un criminal mes de agosto, que no por los fuegos, donde ni siquiera han aparecido. La cosecha ha sido fantástica: no bajan de los 50 diputados, según todas las encuestas, y las empresas demoscópicas vaticinan que seguirán subiendo.

Aquí ha habido fallos de todos, incluidos los de Vox, que hasta hace un año gobernaron con el PP y tenían varias consejerías cuando en 2022 ardió media provincia de Salamanca por un fuego que pasó desde la Extremadura gobernada entonces por el PSOE.

Sin duda ha fallado el presidente del Gobierno, que no asume ni una sola de las catástrofes nacionales y prefiere que se «achicharren» los presidentes autonómicos. ¿Para qué queremos al Estado y su mastodóntica estructura?, ¿solo para recaudar impuestos?

De ahí para abajo no se libra nadie, ni siquiera algunos ayuntamientos que se han apresurado a condenar al «vecino político» sin entonar en «mea culpa» por carecer de planes de prevención contra incendios, como dice la ley y como les ha recordado la Fiscalía especializada en Medio Ambiente.

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Tampoco se pueden librar los eurodiputados españoles, de todos los partidos. Muchas de las normas absurdas que están condenando al campo y a los montes al abandono emergen de leyes europeas que nuestros representantes aprueban sin rechistar por pereza, por miedo a los «lobbies vegetales», o simplemente por vagancia o desconocimiento. Les recuerdo que se llevan la módica suma de 14.000 euros al mes, gastos de representación incluidos que no tiene que justificar. ¿Dónde están nuestros parlamentarios en Europa, que no han pisado el barro o las cenizas y preguntado a los paisanos qué necesitan para evitar, en lo posible, la catástrofe que estamos sufriendo este año?

¿Y dónde están los ecologistas de camiseta ajada, que se encadenan cada vez que hay que talar un árbol, podrido por dentro y con riesgo de que se caiga, porque anida el colirrojo tizón o el pájaro carpintero?

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Hay que hacer 20 instancias para cortar una zarza seca. En los espacios protegidos cada vez se pueden hacer menos cosas. Dicen muchos ingenieros de montes y gente del campo que los peores son los nostálgicos que viven entre el asfalto de las ciudades, porque pretende convertir los montes en una especie de Edén, un idílico paraíso terrenal de Adán y Eva y ahora para disfrute de los urbanitas. No les falta razón.

Es más que evidente que Mañueco es el enemigo número uno a abatir por la proximidad de las elecciones. Y por supuestos Feijóo, porque nunca se sabe si Pedro Sánchez va a aguantar el calvario de legislatura que le queda.

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Y el PP, según las encuestas, está condenado a entenderse con los Abascal, que el PSOE convierte en «el hombre del saco» en campaña. Y hombre, al líder del Vox se le puede acusar de que es poco dado al trabajo, a la gestión, a asumir responsabilidades y muy partidario de pegar la «espantá», como el torero Juan Ortega. Lo hizo una vez hace un año, cuando dejó los gobiernos autonómicos con excusas baratas, y lo volverá a hacer, porque lo suyo es la crítica, no trabajar.

Pero ni Abascal ni los suyos han matado a nadie ni tienen condenas por apología del terrorismo, como Mertxe Aizpurua, la portavoz EH Bildu, socio del presidente Pedro Sánchez y del PSOE para sostenerse en el Gobierno.

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