Sánchez pasó de Salamanca

Si ayer estaban llegando medios a zonas afectadas, significa que hace 5 días el Gobierno cicatero no los había enviado

Miércoles, 20 de agosto 2025, 06:00

A estas horas, muy probablemente, Sánchez sigue descansando en La Mareta, disfrutando de sus vacaciones pagadas por el Estado, que, como él dijo ayer en Extremadura, somos todos, todos menos los que lo necesitan.

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Han tenido que pasar 9 días para que el presidente interrumpiera sus vacaciones por una emergencia nacional. El jaleador de las redes, Óscar Puente, fue rápido en ver la paja en el ojo ajeno, en el de Mañueco, pero no ha visto la viga en el de su «puto amo».

Vino el domingo a Galicia y a Castilla y León y hoy ha vuelto a Extremadura y a Zamora, con escala en Salamanca, donde «aparcó» el Falcon para después viajar en helicóptero a la localidad cacereña de Jarilla. Fue un visto y no visto.

El domingo anunció un pacto de Estado por el cambio climático. Ya se sabe que «si quieres retrasar o distraer la solución de un asunto crea una comisión». Es evidente que Sánchez se ha empapado la cita histórica que unos atribuyen a Churchill, otros al conde de Romanones, incluso a Napoleón Bonaparte.

Pues eso es lo que ha hecho el presidente del Gobierno. Ayer anunció la declaración de zona catastrófica en el Consejo de Gobierno de la próxima semana, el paso previo para que lleguen ayudas o créditos a los afectados. Se supone que incluirá a todos los que han sufrido los efectos de las llamas, también los de Salamanca, porque el presidente olvidó darse una vuelta por Cipérez o El Payo antes de coger de nuevo el Falcon en Matacán para regresar a Lanzarote.

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Han trabajado poco sus ministros si lo único que tiene que ofrecer el presidente es un pacto de Estado, que en su boca ya sabemos dónde va a acabar, y unas ayudas que ni ha concretado ni siquiera se sabe a qué afectados van a llegar, pero como sean como las de la Dana de Valencia o las del volcán de La Palma, ya podemos esperar.

Los «Óscares», tanto López como Puente, y la vicepresidenta Montero han estado más entretenidos en descalificar, criticar e insultar a los «barones» autonómicos, que a pensar cómo se pueden mejorar las cosas cuando se trata de un desastre nacional, como ha ocurrido con los incendios. Lo importante es hacer oposición para que los ministros candidatos como López en Madrid o Montero en Andalucía tengan un poco de chance, sin darse cuenta de que el verdadero enemigo político en las urnas no es su adversario, es el sanchismo.

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Los palmeros ministeriales han salido al unísono, como un coro orquestado para mentir sin ningún pudor. Decir que estaban todos los medios disponibles donde ardía España ha quedado demostrado que es una mentira más de este Gobierno de farsantes. Si ayer estaban llegando medios estatales a Galicia, Castilla y León o Extremadura significa que hace 5 días el Gobierno cicatero no los había enviado.

Que Sánchez y sus ministros alardeen menos de la España vaciada, que se pongan el mono azul y escuchen más a los agricultores y ganaderos que han cuidado siempre del campo y de los montes. Que haga menos caso a los ecologistas de jardín y asfalto, que no dejan ni cortar un árbol seco y a punto caerse.

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¿Dónde se están produciendo los incendios? Arden los pueblos que prácticamente se han quedado vacíos de gente que los cuide, lugares sobre los que legislan los políticos a kilómetros de distancia, en los parlamentos, desde donde no ven la realidad de la España rural, pero desde donde hacen leyes que desincentivan la agricultura y la ganadería, la que nos proporciona la comida como ocurrió en pandemia. Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, cuando tenemos que comer o cuando nos quedamos sin parajes para disfrutar.

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