Castilla y León tiene que empezar a exigir el «cuponazo» eléctrico, igual que los independentistas y golpistas catalanes le han exigido al títere Sánchez recaudar y gestionar todos los tributos generados en la Comunidad autónoma de Cataluña.
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Somos la región líder en generación de renovables. Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía y Galicia representan el 57,8 por ciento de la capacidad de generación renovable de España. Además, Castilla y León destaca por generar más del 89 por ciento de su electricidad a partir de fuentes renovables. Es indiscutible nuestra «riqueza eléctrica», riqueza de la que por incompetencia y por intereses espurios de este Gobierno no nos beneficiamos para nada.
La red, que ahora depende de la polémica exministra Beatriz Corredor conocida por su incapacidad para gestionar el «apagón», solo está preparada para transportar y no para distribuir. Por eso, la mayor parte de la energía verde que se produce aquí se va a otras comunidades autónomas para facilitar el asentamiento empresarial y simplificando, como harían los golpistas catalanes, para que las empresas que utilizan esa energía limpia paguen lejos de esta región los impuestos y después, cuando Pedro Sánchez se baje los pantalones definitivamente, los recaude y gestione la Generalidad.
El martes, el consejero de Medio Ambiente de la Junta, Juan Carlos Suárez-Quiñones, se hartó y subió a la tribuna en el Foro GACETA y exigió al Gobierno central que lleve a cabo una planificación estratégica y programe inversiones para garantizar que la energía verde generada en la región no solo sea exportada, sino que también impulse el tejido industrial de Castilla y León.
Suárez-Quiñones pidió, aunque seguro que su súplica caerá en saco roto, que se agilicen las infraestructuras necesarias prometidas, un trabajo que no hicieron ni la tristemente recordada Teresa Ribera, que fue ministra de Transición Ecológica y responsable de las políticas energéticas en España, ni la actual ministra Sara Aagesen, ni por supuesto la responsable del apagón, Beatriz Corredor.
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Castilla y León busca aprovechar el potencial de la Comunidad en energías limpias, como la solar y la eólica, para impulsar el desarrollo económico y evitar que la región pierda oportunidades, lo mismo que harían otras comunidades autónomas si tuvieran «la riqueza» que tenemos aquí.
El problema es que en Castilla y León no tenemos los 7 malditos votos de los que depende Sánchez para seguir «okupando» La Moncloa. ¡Qué tendrá el palacete que le gusta tanto al presidente!
En los momentos actuales es triste que en Castilla y León no nos hayamos dejado impresionar por las corruptelas éticas y morales, de las que hacen gala, como han demostrado, partidos independentistas que han progresado al abrigo de la indecencia política y del engaño. Porque si en esta tierra hubieran triunfado partidos que le fueran válidos en estos momentos a un tipo como Pedro Sánchez, probablemente ya tendríamos «cuponazo» eléctrico, incluso aunque vulnerara cualquier precepto constitucional, como ha ocurrido con la ley de amnistía o con la cesión de impuestos, por ejemplo.
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Los inspectores de Hacienda se han levantado en armas contra la ministra chamuscada, a la que han pedido la dimisión, porque el acuerdo con los golpistas no da detalles de cómo se llevará a cabo la cesión ni cuáles son los objetivos claros sobre el futuro de la Agencia Tributaria estatal.
Este Gobierno es como Atila: cuando se vaya dejará todo arrasado, excepto una red eléctrica perniciosa para esta tierra.
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