Con el verano tórrido que estamos viviendo y el sinfín de historias que invaden nuestra vida de adultos, regalándonos un mundo podrido y mal oliente, donde los dardos se han convertido en el pan nuestro de cada día… he decidido preguntar a los niños. Este ojo que observa ve en los más pequeños un referente muy interesante por sus preocupaciones y las de su mundo, tan alejado y ajeno al de los adultos.
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Alba tiene 8 años y ayer tuvimos una conversación muy interesante. Le pregunté por sus preocupaciones y me explicó que, en su campamento de verano, todos los días les cuentan un cuento. Me decía que el de esa mañana le había encantado. Me preguntó: -¿Tú conoces a Pelusilla?- Yo sorprendida le dije que no y ella, como es muy lista, me dijo: -no te preocupes yo te lo cuento: «Marieta es una pastora y su oveja favorita es Pelusilla. Esta oveja es muy traviesa, ¿sabes? y ella sola decidió ir a investigar por el monte. A su pastora le encantan las mariposas y se dedicó a jugar con ellas (¡no me extraña!, -me dice Alba, a mí también me encantan y cuando voy a la finca de mi tío, mis primas y yo vamos detrás de ellas, tienen colores preciosos y no se las puede coger porque son muy rápidas). -Bueno como te decía, ella se puso a jugar con las mariposas y se le fue el tiempo y cuando empezó a recoger sus ovejas, Pelusilla no estaba. ¡No te imaginas qué disgusto más grande! ¡Menuda preocupación! Y se puso a buscarla. Por allí había un lobo muerto de hambre y se acercó a Marieta para decirle que le ayudaba en la búsqueda. Ella no tenía nada de miedo y el lobo se relamía pensando en la oveja. Pronto la encontraron enredada en unas zarzas y entre los dos la rescataron. Marieta lloraba de emoción, abrazaba a Pelusilla y agradecía al lobo su ayuda. Marieta besaba a Pelusilla y el lobo veía el amor inmenso entre la oveja y la niña y cuanto más las miraba, menos hambre le entraba. ¿Y sabes qué pasó?, me peguntó Alba emocionada, ¡Que se hicieron amigos! Y desde entonces va a verlas muy a menudo». Hoy hemos aprendido que incluso en las situaciones más extrañas, la amistad es algo muy, muy valioso. Si tú das un buen ejemplo en tu comportamiento, incluso el lobo puede cambiar de idea…
-Dice nuestro «cuenta cuentos» que si generamos cosas buenas encontramos buenas cosas. -Pero yo estoy preocupada-, me dice Alba, -¿por qué?- le pregunto y ella me mira con esos inmensos ojos grandes que tiene y me dice: -yo a veces hago cosas muy buenas y mis amigas no se portan bien-. Comprendo tu preocupación,- le contesto,- pero vuelvo a preguntarle, -¿y tú qué haces?- Pues mira- me contesta muy convencida: -yo creo que no hay que desanimarse pues luego me vienen a pedir perdón y volvemos a jugar como si nada hubiera pasado».
Ya lo decía Él: -«Sed como niños»-. Comprendo que el mundo se complica con la edad y es cuando recuerdo a mi profesor de química diciéndome: «Srta. Bueno, ¿para qué vamos a hacer las cosas fáciles, si las podemos hacer difíciles?».
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