Sin duda alguna faltan trabajadores que den respuesta a las distintas necesidades laborales, ya no son sólo las vocaciones religiosas las que escasean, aunque a juzgar por cómo tratamos a algunas parece que andamos sobrados. Escasean, sin embargo, todo tipo de profesionales, pero en muchos casos no es porque no existan sino porque a muchos no les da la gana trabajar, y otros aceptan el trabajo, pero dando lo mínimo indispensable para currarse la página. Estamos llegando a cotas de mínima exigencia por parte del común de los mortales, no sólo en el ámbito laboral, el nivel de implicación y corresponsabilidad tiende a la baja.
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Claro que no es para sorprenderse, visto el nivel por parte de nuestros dirigentes y gobernantes y sus maneras de actuar y resolver. Me da igual que me da lo mismo los líderes mundiales, los nacionales o los locales, en medio de tanta pluralidad tenemos planteamientos para todos los gustos, eso sí, siempre mirando por sus intereses y no por los de todos. Válgame el 'señol' que diría mi amigo Ramón, gitano lígrimo, auténtico y buena gente, aunque muchos listos piensen que eso es imposible. Pues sí, válgame el 'señol' viendo la que está cayendo y la normalidad con la que lo aceptamos todo sin el más mínimo rubor. Geniales Trump y Putin repartiéndose las tierras raras y las no tan raras, que para eso son ellos los dueños y señores del mundo, o al menos se lo creen y los demás dan la callada por respuesta. Claro que la ONU ya cumplió los 80 y a esas edades ya pierde uno facultades. Bien es verdad que el secretario general fue claro reconociendo como es «pisado el derecho internacional en Gaza, Ucrania, Sudán y otros lugares», «además, el mundo atraviesa una creciente serie de crisis globales: el aumento de la pobreza y el hambre, el estancamiento en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y el caos climático que avanza con incendios, inundaciones y temperaturas récord».
Al dúo dinámico de Trump y Putin podemos sumarle también el grande de Israel cuando ya ve venir el negocio inmobiliario tras la destrucción total. Sin duda alguna, entre unos y otros el gran circo mundial está a pleno rendimiento. Seguramente semejante circo nos viene grande y quizá tenemos que comenzar por los circos de proximidad: nuestro país, nuestra ciudad o nuestro pueblo, nuestro barrio o nuestra comunidad de vecinos, nuestra familia y hasta nuestro circo personal. Visto lo visto hay tarea para todos, sobre todo porque hay muchos entendidos, auténticos todólogos, que todo lo saben y todo lo entienden y desgraciadamente cada vez hay más des-entendidos. Los primeros ciertamente son muchos, pero los segundos son más. Los primeros son pesados, cansinos e incluso agotadores, pero los segundos son más dañinos, escurren el bulto y eluden responsabilidades con mucha facilidad y auténtica desfachatez. Finalizo pensando si el cambio en la organización del tráfico en Salamanca será un auténtico circo o no, ¿será idea de un todólogo o de un des-entendido? Remato con mi recuerdo entrañable al Tanatorio San Carlos para cumplir con mi compromiso reivindicativo.
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