A qué esperan las instituciones salmantinas para declarar al ministro Puente 'persona non grata'? ¿A qué esperan para convocar a los salmantinos a una nueva protesta contra las tomaduras de pelo del socialista vallisoletano? ¿A qué esperan para plantarse en la estación de Vialia y no moverse hasta que lleguen el cuarto y el quinto Alvia?
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Ha llegado el momento de decir 'basta' a tanto desprecio. El futuro de los salmantinos está íntimamente ligado al desarrollo de las comunicaciones y los proyectos más relevantes están congelados desde la llegada de Sánchez al poder. No podemos seguir permitiendo juegue con nuestro futuro.
Un ministro, el titular de Transportes, que no hace sino cumplir con su cometido, que no es otro que tomarnos el pelo y mantener la política de «apoyo cero» a Salamanca.
'Óscar el Iracundo' no tiene la culpa, está en su papel. Insulta, engaña, promete y no cumple, siguiendo las instrucciones de su amado jefe Sánchez. Llevamos así cinco años en espera de inversiones en la red ferroviaria provincial y Puente se dedica a continuar la larga serie de mentiras y excusas lanzadas por sus predecesores Raquel Sánchez y José Luis Ábalos.
Lo único que ha cambiado el actual ministro respecto al presuntamente corrupto amigo de Koldo y la actual presidenta de Paradores (el puesto soñado por tantos políticos) es que ha impuesto su estilo, el tono de chulo de barra de bar al estilo «sujétame el cubata». Por eso mientras el ahora apestado diputado y la nueva reina de la hostelería guardaban un prudente silencio u ordenaban a sus esbirros lanzar vagas promesas ante las reivindicaciones salmantinas, Puente ataca y desautoriza. Eso es lo que hizo el día antes de la concentración, que luego resultaría multitudinaria, del 21 de enero pasado: dijo que la manifestación en la Plaza Mayor no venía a cuento, que no hacía falta porque la recuperación del cuarto tren rápido a Madrid estaba en marcha y llegaría antes de tres meses. Y se quedó tan ancho.
Ahora resulta que no hay máquinas, que la operación 'rescate para Salamanca de los viejos trenes desechados en Galicia' está parada y ya ni se molestan en dar una fecha para cumplir su compromiso.
Eso fue el 20 de enero, pero el día antes de Reyes ya nos había dejado otro regalo envenenado: la promesa de que el 1 de marzo estarían a la venta los billetes para los nuevos Avril a Madrid. Otra burla.
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Aquí ni llegan los nuevos trenes, ni se arregla el apeadero de La Alamedilla (tres años olvidado), ni se termina la electrificación de la línea a Fuentes de Oñoro (casi tantos años de retraso como falsas excusas del Ministerio).
¿A qué se dedican entonces el ministro y sus decenas de altos cargos generosamente retribuidos? Pues ahora mismo no están para frecuencias, ni gálibos, ni obras mayores o menores. El vallisoletano y sus subordinados andan unos todo el día de comilonas de trabajo con el famoso Koldo en las marisquerías de Madrid, y los otros reuniéndose en la clandestinidad para ver cómo tapan las comilonas en las marisquerías.
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La alargada sombra de Ábalos y su hombre de máxima confianza ha caído sobre el Ministerio de Puente y el olor de la corrupción y las mascarillas 'fake' envuelve las estancias donde debería resolverse el desarrollo de las comunicaciones en Salamanca, que es como decir el futuro de la provincia.
Puente está a lo suyo, y las autoridades locales que con tanta amargura se quejan de sus desplantes deberían ponerse en marcha para evitar que siga riéndose de los salmantinos. Quedarse en el llanto y los lamentos no es una opción.
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