Hace ahora un año estábamos felicitándonos por la eficacia de la nueva política de la Junta en la lucha contra los incendios que Alfonso Fernández Mañueco y el consejero Juan Carlos Suárez Quiñones pusieron en marcha tras la catástrofe de Monsagro en 2022. El Gobierno regional anunció que haría fijos a los discontinuos de los miembros de las brigadas forestales y apostó por triplicar el presupuesto para los trabajos de limpieza y vigilancia de los montes durante todo el año.
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Por lo que estamos sufriendo este mes de agosto en Castilla y León, queda claro que esas medidas fueron acertadas pero también insuficientes. La primavera lluviosa y el calor extremo de este verano han propiciado una situación explosiva que ha calcinado miles de hectáreas y se ha cobrado al menos una vida.
Tras la reunión de ayer con cinco consejeros, Mañueco anunció que pedirá la declaración de zona catastrófica, ayudas generosas a los afectados y una rápida actuación para reparar los daños. Todo ello está muy bien, pero no es suficiente.
Hay que seguir avanzando en la prevención de incendios, con más personal y más medios, con un trabajo más intenso en la limpieza del monte. Es necesario reforzar la eliminación de restos de podas y clareos para evitar acumulación de material inflamable, abrir y mantener cortafuegos y fajas auxiliares, aumentar los puestos fijos de observación y utilizar todos los recursos tecnológicos, drones, satélites y cámaras de detección de humos, para evitar en lo posible los fuegos descontrolados que este verano están devastando la Comunidad.
Además, urge desincentivar a los pirómanos, con una persecución más eficaz de los delincuentes y penas más duras para los detenidos. El caso del trabajador forestal detenido por el fuego de Cuevas del Valle en Ávila, que confesó haberlo provocado por motivos laborales, abre también el debate sobre la necesidad de cortar de raíz cualquier posibilidad de que la contratación de personal se haga depender de la existencia o no de fuegos. Lo cierto es que la mayoría de los contratos y salarios ya están fijados por temporada y no dependen de que haya más o menos incendios, pero si todavía queda algún caso, habría que evitarlo.
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Los incendios de este verano en España han puesto de manifiesto también la falta de coordinación entre el Gobierno central y las autonomías. En lugar de colaboración institucional, tenemos otro motivo de bronca política, propiciada en este caso por el bocazas del ministro Óscar Puente, incapaz de mostrar un mínimo de cordura y de humanidad, ni siquiera cuando hay vidas en juego. El titular de Transportes dedica sus horas a arremeter en la red X contra Mañueco, Quiñones y otros mandatarios del PP por estar de vacaciones al inicio de la crisis medioambiental de estos días. Quizás debieron acudir antes a los centros de la lucha contra el fuego, pero no parece que haya habido falta de coordinación de los medios de la Junta sino unas condiciones de temperatura, sequedad y viento que hacían imposible la extinción. De nada sirve que lleguen antes o después si no hay medios suficientes. Y lo más importante son las medidas que pongan en marcha cuando acabe la campaña para reforzar la política antincendios.
Lo que no se puede admitir en ningún caso es que un ministro del Gobierno de España haga gracietas con la tragedia que se está viviendo en Castilla y León. Dice Puente que a Mañueco ninguna crisis le pilla trabajando. Y a él, todo el caos de trenes, carreteras y aeropuertos le pilla siempre tuiteando. No sabemos si desde el yate o en la sala de producción de insultos del Ministerio.
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