Juana Rivas, The Show

Ya he perdido la cuenta de los años que llevamos con el coñazo de (la) Juana Rivas en nuestras vidas, tantos como desde aquellos lejanos días en que este país de gente desocupada salió a la calle bajo la pancarta de «Juana está en mi casa», protegiendo así a una secuestradora de sus hijos, dando por sentado que la Justicia, como un preámbulo folclórico del «sanchismo», somos todos y todas menos el juez que dictaminó que aquellos niños debían estar con su padre. Pero no, la España del show decidió que no.

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Pero hoy, a pesar del tiempo transcurrido de aquel jolgorio «choni-feminista», seguimos soportando a (la) Juana Rivas, a sus hijos, al ex marido y a los monos de Gibraltar que pasaban por allí y que también opinarían, supongo. Mientras tanto, la prensa, la seria, también encuentra filón y ayer, sin ir más lejos, «El Mundo» le dedicaba al tema portada y dos páginas enteras del diario, dos, con entrevista al afligido padre italiano incluida.

Hemos hecho del show popular nuestra manera de vivir, un circo romano en el que, menos los pobres gladiadores, cabe de todo: salvajes, inexplicables y habituales actos de violencia de pareja, enanos, futbolistas macarrónicos, putas con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, catedráticas sin el COU, terroristas de vacaciones y muchos Koldos, un circo entero de Koldos y Koldas. En el descanso, un Álvaro Escassi cualquiera presentará a su nueva «conquista». Chonilandia brama extasiada y pide más, mássss: más crímenes, más adulterios, más corrupción, más alegres divorciadas y más Pedro Sánchez, ¿verdad Ana Belén, verdad Víctor Manuel, verdad Serrat, verdad Almodóvar…? Dios, qué locura, qué destrozo. Sin duda a la gente se le ha pasado la tinta del tatuaje de la piel a las neuronas, de lo contrario no hay explicación posible a este estado de descomposición social, a esta continua revisitación de (la) Juana Rivas, The Show, con verbena de «Panorama» incluida. Ningún pueblo sin su «Panorama». Dale al chunda-chunda, Desirée.

Y así, mi querido lector de julio, se nos va pasando la vida, pensando que nos hacemos mayores y que hemos perdido el tren del futuro. Pues estén tranquilos, no hemos perdido ningún tren, simplemente no llegó a la estación. Descarriló en algún punto y aquí estamos, esperando entre pase y pase del show de la Juana. Ya lo dijo Eddie Murphy, «The Show Must Go On».

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