La gesta del hidroavión y el bar Plus Ultra
En Concejo 4, desde el siglo XIX existe un local que con el tiempo se ha dedicado a diversos usos
Aprovechando que el próximo año se celebrará la conmemoración de la travesía hasta Sudamérica del hidroavión «Plus Ultra», quiero rendir homenaje a una humilde persona ... de Salamanca que sintió en el alma tan gran acontecimiento y supo ofrecer su modesto homenaje, que ha llegado día a día a la actualidad.
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En Concejo 4, desde el siglo XIX existe un local que con el tiempo se ha dedicado a diversos usos. Fue el Mesón de Praxitos, que se convierte en 1912 en un negocio de bazar de ropas hechas y quincalla fina, pasando a establecerse en 1916 Emilio Lorenzo con un negocio de café hasta el año 1922. Lo traspasa ese año a Juan Fuentes Valero dando un nombre al café que desconocemos, pero con motivo de la gesta de los tripulantes: Comandante Ramón Franco, capitán Julio Ruiz de Alda, teniente de navío Juan Manuel Durán y sargento mecánico Pablo Rada, que atravesaron el Atlántico en un hidroavión matrícula M-MWAL, entre Palos de la Frontera y Buenos Aires, desde el 22 de enero de 1926 hasta el 10 de febrero, Juan Fuentes le cambia el nombre a su gran bar, café y cervecería y lo denomina «Plus Ultra» ese año y se sigue conservando en la actualidad, siendo un café de notable éxito, dada su inmejorable situación junto a la Plaza Mayor.
El exterior del café tuvo en su parte alta un gran rectángulo de madera en el que aparecía: PLUS ULTRA en enormes letras y debajo se adornaba con tres anuncios: dos en cristal pintado, el de Monja Quina, vino, aperitivo y reconstituyente, propiedad de Cayetano del Pino, de Jerez de la Frontera, a la izquierda; otro totalmente deslucido de la ginebra Bosford, de bodegas Willian & Humbert, con la ardilla como reclamo, a la derecha y centrado, el más artístico de los tres, de azulejo vidriado, pregonando el Anís del Mono, firmado por el célebre pintor catalán Ramón Casas. (1866-1932).
Traspasa el establecimiento en 1941 a Agustín Seisdedos García y éste, aprovechando la oferta que le hace Juan Asensio Méndez, se lo traspasa en agosto de 1946, para hacerse de nuevo con el negocio un año después, ante el fracaso del comprador. Al jubilarse Agustín Seisdedos, a finales de los cincuenta, traspasa el negocio a su sobrino, Manolo Seisdedos Alfaro, quien andando el tiempo modifica el bar interior y exteriormente y, apreciando el arte, conserva la cerámica del Anís del Mono colocándola en lugar de honor al fondo del bar. Jubilado Manolo, junto a su entrañable esposa Mary Tere, fallece en los primeros días del «covid» sin ser víctima de la epidemia, pero sufriendo su familia los rigores del aislamiento en los momentos del sepelio. Se hace cargo del negocio su hijo, también llamado Manuel y sigue en la brecha el bar abierto, lo que le confiere la notoria antigüedad de 1916.
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Historia de la cerámica. Siguiendo las tendencias de promoción y publicidad europeas se convoca un Concurso el 01/01/1898, para potenciar las ventas de «El Anís del Mono». Se presentan 162 obras, destacando las que presenta Ramón Casas y Carbó, quien obtiene el Primer premio y dos accesits. El Primer premio, de 1.000 pesetas, se concede al cuadro de 220 x 111´5 cm, presentado bajo el lema «Mono y mona» y consiste en una maja de floreado traje y mantón de Manila terciado sobre los hombros en tonos amarillos y blancos, sobre fondo azul. Arriba y en mayúsculas aparece la leyenda Anís del Mono y abajo, también en mayúsculas, Vicente Bosch-Badalona-España. La maja con una copita en la mano derecha conduce al mono con la izquierda y éste porta una botella bajo el brazo. La firma del artista está bajo el zapato derecho. El original está hoy en el despacho del Presidente de Osborne en el Puerto de Santa María, firma que adquirió la fábrica de Badalona.
Aunque el propio «Manolo Plus» afirmaba haber visto estampado en el dorso del mosaico, un sello redondo de la factoría Pickman de la Cartuja en Sevilla, lo cierto es que en la documentación investigada no he encontrado noticias de que Ramón Casas visitara Sevilla para vigilar y dar su conformidad a las tres cocciones necesarias para obtener la reducida serie de tan artísticas cerámicas.