El España lleva décadas sufriendo un bajo crecimiento de la productividad y de los salarios, debido a las dificultades para adaptarse al cambio tecnológico, a la globalización, a un menor capital debido a la caída de la inversión tras la crisis financiera mundial y al bajo crecimiento de la productividad en las empresas, sobre todo en las comunidades autónomas atrasadas.
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Para reactivar el crecimiento de la productividad es necesario, entre otras cosas, invertir en la cualificación de los trabajadores, promover la adopción de nuevas tecnologías en las empresas y acortar las crecientes disparidades de productividad entre comunidades autónomas.
Desde 2009 a 2019 los salarios reales han caído sin cesar, lo que ha ido acompañado de un aumento de la desigualdad salarial e incluso de una caída de los salarios para algunos grupos de trabajadores. Por ejemplo, el salario real de los jóvenes españoles ha tendido a disminuir en las dos últimas décadas. El aumento de la desigualdad salarial está en línea con la demanda no cubierta de trabajadores cualificados.
Las diferencias en el PIB por trabajador en cada comunidad autónoma en la década 2010- 2019 se han agrandado y van desde el de las Islas Baleares, el PIB más alto, y el de las que están por encima de la media (Galicia, Cataluña, Madrid, País Vasco, Cantabria, Castilla-La Mancha y Murcia), al de las más bajas en el PIB: Valencia, Asturias y Andalucía.
Detrás de ello está la ya citada baja intensidad del capital, que puede atribuirse a un descenso significativo y persistente de la inversión tras la crisis financiera mundial. Esa baja inversión empresarial se deriva de la constante presencia de una burbuja inmobiliaria.
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Según la OCDE, «el débil crecimiento de la productividad en España refleja una combinación de retos estructurales de larga data, en su mayoría específicos de España, y retos más recientes relacionados con el contexto económico mundial más amplio. No obstante, esta sección se centrará en los factores estructurales más profundos que ya frenaban el crecimiento de la productividad en España incluso antes de la crisis financiera mundial. Estas son: i) las cualificaciones necesarias para explotar plenamente el potencial de las nuevas tecnologías son escasas, ii) los obstáculos estructurales al aumento de la productividad y la innovación de las empresas, y iii) las grandes y crecientes disparidades de productividad entre comunidades autónomas».
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