EL TENDEDERO

Las novatadas sí existen

Viernes, 19 de septiembre 2025, 05:30

No sé tú, pero yo sí he vivido eso de irte a otra ciudad a estudiar la carrera. Llegas a un sitio que no conoces, con cuatro pelos que te salen en el bigote, buscando nuevos amigos con los que tienes que pasar unos años y sí, lo reconozco, con más miedo con vergüenza. O al menos yo lo tenía.

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Que lo primero que te encuentres en ese desembarco sea con unos idiotas que te humillan, te pringan de vino y de harina y se ríen de ti mientras lo hacen… No ayuda. No es la mejor forma de empezar una nueva etapa en una nueva ciudad.

Ojo, no nos engañemos, ¿eh? que las novatadas siguen existiendo. Que vale que están prohibidas, que los que las hagan pueden tener sanciones y hasta ser expulsados (¿de verdad se sanciona a alguien?), que hay números para llamar, para denunciar… Pero todo eso, claramente, está fallando. Porque, y lo repito, las novatadas siguen existiendo.

¿Te imaginas que llegas a cenar a mi casa y lo primero que hago es tirarte un cartón de vino cutre por encima de la cabeza? ¿De verdad tendrías ganas de seguir en mi casa? ¿Te vas a sentir cómodo conmigo y con los que se ríen de ti mañana cuando nos crucemos? Pues eso es lo que muchos estudiantes tienen que pasar al llegar a nuestra ciudad.

Tenemos un problema, y es un problema muy serio, es un problema que afecta y mucho a la institución de la que más orgullosos nos sentimos: la Universidad. Y ojo, que en este caso podemos hablar igual de la USAL que de la UPSA.

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Tenemos un problema porque seguramente las personas que vieron a esos chicos humillados a golpe de vino y harina, miraron a otro lado, quizá hasta rieron la puñetera gracia, puede que hasta hicieran alguna foto para enseñar a sus colegas.

¿Quieres saber el daño y las consecuencias que pueden tener para esos chicos las novatadas? Habla con Carmen Guillén, presidenta de ASBYC (Asociación salmantina contra el Bullying y Ciberbullying) y te aseguro que se te van a quitar las ganas de bromas.

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Salamanca antaño se jactaba de ser culta y limpia. Yo quiero que lo sea. Limpia de comportamientos estúpidos, de risas vacías a costa de otros, de chavales llorando solos en sus cuartos mientras tratan de limpiar su pelo. Y culta porque nos entendemos, nos apoyamos, nos ayudamos. Mucho más al que viene de fuera, al que viene solo, al que quiere que Salamanca sea su segunda ciudad.

Todos podemos hacer más para frenar las novatadas, pero, sobre todo, las dos universidades.

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