DESDE MI BARRIO

Más pulmones

El empleo lo proporcionan las empresas, así que habrá que apoyarlas. Tal vez, como primera medida, superando la inoperante burocracia

Son varios los pulmones que deben proporcionar aire a una ciudad como Salamanca. El primero de ellos, el empleo. Sin él, todo lo demás huelga. Si alguien tiene dudas de semejante obviedad, le recomendaría la lectura de la teoría de las motivaciones humanas que el psicólogo estadounidense Abraham Maslow desarrolló el siglo pasado. En ellas, queda claro que el ser humano ha de tener cubiertas sus necesidades básicas antes de sentir motivos para adquirir otras de nivel superior. Quiere esto decir que sin parné no hay nada. Ni acceso a la vivienda, ni alimentación saludable, ni recursos para conseguir hitos mayores.

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Otra obviedad: el empleo lo proporcionan las empresas, así que habrá que apoyarlas. Tal vez, como primera medida, superando la inoperante burocracia. Un mal bastante extendido en el mundo actual, aunque en espacios como Estados Unidos se rebajan a la hora de la creación de negocios, impulsando el emprendimiento y aceptando sus riesgos, con toda naturalidad. En España, las administraciones ven en el autónomo y en el empresario el cliente ideal con que soportar una Administración descomunal. En Alemania, con el doble de ciudadanos, hay menos de la mitad de funcionarios y cargos públicos. Tomemos nota. Normal que jóvenes y mayores busquen refugio en oposiciones que les garanticen un sueldo para toda la vida. Si el mundo en general, y nuestro país en particular, vive una situación política y social de completa incertidumbre y los acuerdos entre diferentes resultan imposibles, tenemos un problema.

El pulmón verde que va a recorrer Salamanca de norte a sur es fundamental, además de una deuda más del gobierno central con nuestra ciudad. Sus beneficios no generan la menor duda, ni requieren de explicación alguna. Ahora bien, necesitamos más pulmones: la mejora de las condiciones laborales y de las ayudas a las empresas, la reducción de los impuestos y su aplicación en función de los ingresos y de la situación y el entorno, la ampliación de espacios físicos y fiscales que permitan a instituciones y particulares pensar en invertir en esta tierra, la búsqueda de trabajadores a los que ofrecer la calidez y maniobrabilidad de una ciudad manejable y vivible, políticas que ayuden a que nazcan niños para compensar el envejecimiento de la población. En definitiva, taponar la sangría de huidas a lugares donde las condiciones de vida son peores, en general, pero hay trabajo y mejores salarios.

Este es el aire que necesitamos. Si para arrancar, tenemos que subirnos a los sectores de éxito, los que tienen que ver con el turismo y la tecnología, hagámoslo. Pero sin trampas. Porque hay muchas otras oportunidades que no podemos dejar de lado. Y todos a Madrid a exigir las frecuencias del tren, que es una infamia. Porque las manifestaciones desde aquí no mueven ni el flequillo al ministro tuitero del ramo.

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