Roig «dixit»: casas sin cocina

La banda de los inspectores de Hacienda, reunida en Salamanca, también critica al Gobierno por las cesiones a Cataluña

Viernes, 24 de octubre 2025, 05:30

En Japón una gran parte de las casas no tienen cocina. Por lo menos en las grandes ciudades. Me enteré a principios de este mes ... cuando estuve por allí. Me lo contó una joven española que lleva varios años viviendo entre los nipones. Carmen Bartol, así se llama, que tiene ascendencia salmantina, respondió también a mi pregunta inmediata sobre el lugar en el que se preparan los alimentos diciendo que no existe, porque la costumbre es hacer las comidas en los restaurantes y en puestos y tiendas diversas (estaciones de tren), o comprarla ya preparada. En resumidas cuentas, que una inmensa mayoría de japoneses no cocina. Me he acordado de esto al hilo de las declaraciones que ha hecho esta semana Juan Roig, cuando se ha referido al futuro de Mercadona: seguir con la expansión en Portugal y crecer en el área de listo para comer, ya que, como ha expresado en otras ocasiones, está convencido de que «a mitad de siglo no habrá casi cocinas en las casas». Vamos, como en Japón. Quizás parezca un tanto exagerado, pero invito a reflexionar sobre las costumbres que había aquí a finales del siglo pasado y las de hoy, veinticinco años después, para comprobar que vamos hacia eso, porque cada vez se cocina menos en las casas, se pide más comida fuera y se compran más platos preparados.

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Ya puestos, si desaparece la cocina, las casas podrían tener menos metros cuadrados y en consecuencia abaratar algo sus precios, o no seguir subiendo, a cambio de reducir la superficie. Mira por donde puede ser una de las soluciones parciales a la dificultad para acceder a la vivienda por parte de los más jóvenes, uno de los principales problemas que hay en España en estos momentos. Llegados a este punto, y realizado un balance de la situación, cabe preguntarse qué es lo que han hecho los sucesivos gobiernos presididos por el marido de Begoña durante los siete años largos que lleva en el poder. A tenor de los resultados cosechados y de la situación actual, muy poco, por no decir nada. Por cierto, que, a medida que pasan los días, Pedro Sánchez está más rodeado o sitiado, como se prefiera. En el exterior cada vez pinta menos y Trump amenaza una y otra vez. Y en el interior se acumulan los problemas relacionados con la presunta (vamos a llamarla así) corrupción, tanto familiar (su esposa Begoña y su hermano), de los que han sido sus más estrechos colaboradores en el partido (Ábalos y Cerdán), como de la financiación irregular en su partido.

El cerco policial y judicial se estrecha más y más. Los de Junts amenazan y amenazan. La banda de los inspectores de Hacienda, reunida en Salamanca, también critica al Gobierno por las cesiones a Cataluña, aunque eso esconda el malestar por la pérdida de sus privilegios. Puede que Sánchez esté pensando, como decía alguien, en que la única ventaja de estar rodeado es que se puede cargar o atacar en cualquier dirección. Partiendo de esta premisa, podemos prepararnos para cualquier cosa, como que supriman las cocinas por Real Decreto Ley.

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