Titular de ayer mismo: el «partido agrario» de los Países Bajos se ha desinflado en las últimas elecciones generales celebradas el pasado miércoles. Conviene recapitular: en los primeros meses de este año y en las elecciones provinciales, ese grupo político, denominado Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB), fue el más votado con casi el 20 por ciento de los sufragios; en estas últimas legislativas ha obtenido tan solo el 4,68.
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No obstante, sus partidarios tienen también motivos para la alegría, porque, si se comparan los 7 escaños de ahora con el único que obtuvo en las anteriores legislativas, la verdad es que sus resultados han mejorado mucho. Puesto de manifiesto lo anterior, hay que recordar también que, a raíz del éxito en las provinciales, se suscitó un gran interés en otros Estados miembros de la Unión Europea (UE), ante la posibilidad de que ese movimiento se replicase en cada uno de ellos. Se basaban en los continuos ataques que ha sufrido el sector agrario a manos de la Comisión Europea en estos últimos años y también de algunos Gobiernos. Por cierto, que el socialista Timmermans, que fue vicepresidente de la Comisión Europea y cabeza visible de esos ataques al campo, dimitió de ese puesto para presentarse a estos comicios en los Países Bajos y ha quedado segundo, sin muchas opciones de formar Gobierno.
En medios agrarios, rurales y de la España que cuenta con menos población, también se siguió con mucho interés lo sucedido en el territorio que se gobierna desde La Haya, para ver si el fenómeno era extrapolable a España. En unos casos, para ver si se podía montar un partido de carácter agrario (en la II Republica existió), algo que todavía no ha sucedido, aunque sí es verdad que existen movimientos en este sentido de cara a las próximas elecciones europeas. En otros casos, para comprobar si los partidos que surgieron en distintas provincias, a rebufo de lo que pasó con Teruel Existe, iban a ir a más o se quedaban en menos. En las elecciones municipales y autonómicas no se puede decir que estos grupos provinciales nacidos desde el territorio fracasasen, pero tampoco cosecharon éxitos espectaculares. Y, en las generales, la verdad es que sí se constató el fracaso.
Una de las banderas que han enarbolado ha sido la lucha contra la despoblación y contra los desequilibrios territoriales. Durante los últimos años se ha hablado mucho de este asunto y poco más. Porque no se ha pasado de las palabras a los hechos.
Hace cinco años se creó el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Se puede discutir lo que se ha hecho o no se ha hecho en el capítulo de la «transición ecológica», pero lo que no admite dudas es lo del «reto demográfico», porque, por más que lo pienso, no encuentro que se haya adoptado alguna medida de envergadura para hacer frente a este grave problema. Me parece que ha llegado ya el momento de pasar de las palabras a los hechos, pero no tengo mucha esperanza de que vaya a suceder.
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