Me voy a poner nostálgico. Escribo desde Abu Dabi y me encuentro en una sala de prensa prácticamente vacía y una vez más se ha retrasado el cierre de la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que ha llegado a su edición número 13. Mucha calma en el interior y en el exterior. Lo más exótico que ha habido aquí han sido un par de halcones, con los que periodistas y delegados de los 166 países miembros nos podíamos hacer fotografías. Y mi memoria se ha retrotraído a abril de 1994, va a hacer casi 30 años, cuando me encontraba en Marraquech, paseando por el palmeral y la ciudad en un coche de caballos. Era sábado y después de la emisión de Agropopular me tomé unas horas de asueto, porque ya había finalizado la última reunión del GATT en la que se había decidido crear la OMC, esa organización que comenzó a funcionar el 1 de enero de 1995, y que se ocupa de las normas por las que se rige el comercio mundial entre naciones de mercancías, servicios y propiedad intelectual. ¡Vamos, casi nada!
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De esas 13 Conferencias Ministeriales que se han celebrado, he estado presente en 10. Recuerdo la que tuvo lugar entre noviembre y diciembre de 1999 en Seattle, porque fue la puesta de largo del movimiento antiglobalización y porque hubo numerosos enfrentamientos entre la policía y la Guardia Nacional, por un lado, y los manifestantes, por otro. Fue mi primera experiencia con los gases lacrimógenos. Dos años después, en 2001, se celebró en Doha y allí reinó la tranquilidad porque era imposible acudir, ya que negaban los visados y, además, el mundo estaba todavía bajo los efectos de los atentados del 11S. Las protestas volvieron en Cancún, en Hong Kong, algunas en Bali, también en Nairobi y Buenos Aires, por no hacer la relación exhaustiva. Así hasta llegar a Abu Dabi, donde esto es un remanso de paz y tranquilidad.
Pero, bueno, con la que cae en España, ¿qué interés tiene esto? Buena pregunta. Así, a bote pronto, la primera respuesta que se me ocurre es la siguiente: las protestas de los agricultores y ganaderos de estos días en la Unión Europea y en España están provocadas por la nueva PAC, que se puso en marcha a principios de la década de los 90 y que se ha venido reformando desde entonces; justo estos cambios se han ido introduciendo para adecuar la política agraria de la UE a las normas, primero del GATT y luego de la OMC, que sucedió al anterior. En la India también hay movilizaciones agrarias ahora, en las que tiene mucho que ver lo que se cuece en la OMC. Es verdad que esta organización se encuentra ahora mismo herida de muerte y, si llega a ganar Trump el próximo mes de noviembre en EE UU, podría ser su final. Pero, sin ella, el comercio mundial se convertiría en una jungla. Parece que no, pero lo que se pacta en estos encuentros repercute sobre nuestras vidas, aunque tarde años y no lo parezca.
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