LA TRASTIENDA

Fiscalidad y fuego

Por aquello del aumento de la presión fiscal también se amplió en más de dos semanas ese periodo de esclavitud

Viernes, 22 de agosto 2025, 05:30

¡Vaya mes de agosto! Vuelvo sobre el asunto: el lunes pasado fue el llamado Día de la Liberación Fiscal. Dicho de otra manera, hasta esa jornada hemos estado trabajando para Hacienda y, a partir de esa fecha, ya lo hacemos para nosotros. Este año, por aquello del aumento de la presión fiscal también se ha ampliado en más de dos semanas ese periodo de esclavitud al que nos tienen sometidos los de la Agencia Tributaria. Y justamente ha coincidido con la publicación de varias encuestas de las que se pueden extraer dos conclusiones. La primera es que ha subido mucho el número de contribuyentes que consideran que pagan demasiados impuestos y que la presión fiscal es excesiva, especialmente si se tienen en cuenta los retornos que el ciudadano recibe. La segunda es que la franja de población que tiene esa sensación más agudizada es la de los jóvenes, que en número creciente se oponen a pagar impuestos. De ahí a la insumisión fiscal hay un paso cada vez más corto, por un lado, mientras que, por otro, esa sensación puede contribuir a que aumente la economía sumergida o «sucia», como dicen en Argentina. Son varias llamadas o avisos a navegantes en los principales partidos políticos.

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Esa jornada ha llegado este año en los días más álgidos de la oleada de incendios forestales. Una de las quejas recurrentes de la mayor parte de los afectados ha sido que no han recibido en tiempo y forma la ayuda que esperaban de las Administraciones Públicas o, para resumirlo, del Estado. Y eso ha llevado a muchos a preguntarse a dónde va a parar el dinero recaudado a través de nuestros impuestos. El argumento es muy simple: si el Estado no está cuándo lo necesito porque ha llegado una situación excepcional (el volcán de la Palma, la Dana de Valencia y ahora los incendios forestales), ¿para qué voy a pagar impuestos? Eso lo pueden pensar los afectados de forma directa por esos tres acontecimientos, pero es que los demás extrapolamos la situación y nos hacemos la misma pregunta en el caso de que nos tocase pasar por una situación muy similar.

Son ya muchos años (45 tirando por lo bajo) a pie de máquina de escribir y de micrófono durante agosto. Y siempre cuento que este mes es muy complicado (por no utilizar el nombre del macho cabrío) en determinadas profesiones. Por ejemplo, para los dirigentes políticos, porque si surge una situación excepcional se puede volver contra ellos si mantienen su periodo vacacional, al que tiene derecho, por supuesto. Este año está siendo en España el de los incendios; en 2007, fue el estallido de las crisis de las hipotecas basura en Estado Unidos y en 2008 llego la crisis financiera en toda su plenitud, salvo para Zapatero, que no se quiso enterar. Ha habito tormentas monetarias, graves accidentes de aviación (ahora es el aniversario de uno de ellos) y suma y sigue. Por eso siempre recomiendo que se extremen las precauciones durante este mes. Ya queda muy lejos aquel letrero que se colgaba en muchos establecimientos de «cerrado por vacaciones».

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