Es tiempo de feria y de aplicar el optimismo antropológico en estos días iniciales del nuevo curso político y económico. Y comienzo por un servicio público: los trenes funcionan bien, llegan a su hora y eso vale para los de alta velocidad, los de largo, medio y corto recorrido. Lo anterior es evidente y se puede comprobar repasando las noticias de las últimas semanas. Las carreteras están en magníficas condiciones, tanto las autovías como las nacionales, regionales, provinciales y comarcales, en las que no hay un solo bache y el firme permite una conducción suave y sin sobresaltos. Pedro Sánchez, ese gran hombre a la vez que presidente del Gobierno, sigue en la Moncloa, lo que es una garantía, primero de que hay gestión, y, después, de que esta es muy buena, tirando a superior. Además, con él al frente del Ejecutivo está garantizada la separación de poderes y que no se registrarán asaltos a las instituciones, mucho menos a las empresas públicas y, por supuesto, eso no hace falta decirlo, se respeta totalmente la independencia de las empresas privadas, a las que ni se amenaza con el infierno fiscal, ni nada por el estilo. Y, hablando de la separación de poderes, el entendimiento entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, es total y absoluto, sobre todo si se hace lo que quiere el primero. Buena prueba de la afirmación anterior es lo tranquilos que están los jueces después de tantos sobresaltos, como se comprobará hoy en el acto de apertura del año judicial, cuando todos los allí congregados aplaudan no solo al Rey, sino a los ministros y hasta al Fiscal General del Estado, en una muestra de adhesión inquebrantable a su persona.
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Gracias a la gestión gubernamental, la «cosa económica» va como un tiro. ¡Qué digo, como un cañón, un misil o un cohete! Nuestras cuentas están saneadas, con un gasto público totalmente embridado y con una deuda y un déficit en mínimos históricos. Por eso, hasta es posible que un buen día aparezcan el marido de Begoña y «Marichús» Montero y anuncien, para alegría y solaz de los sufridos contribuyentes, que nos van a bajar los impuestos y tasas diversas que tantos quebraderos de cabeza nos dan. Siguiendo con lo de aquí dentro, porque lo de ahí fuera sí que esta mal, España es un remanso de paz, de buena sintonía entre todos los partidos y con nuestro querido presidente que goza de gran reputación en el exterior. Nunca España había tenido más peso, tanto en la UE como en el mundo. Pedro Sánchez es reclamado de aquí y allá para impartir su doctoral magisterio y para contar cómo lo hace. Lástima que ayer no pudiera desplazarse hasta París para asistir a esa importante reunión de los países que apoyan a Ucrania por una avería en el Falcon. Pero ese es un fallo muy menor, que no debe empañar todos y cada uno de los motivos que invitan al optimismo. Solo un dato más: si el marido de Begoña hubiese optado por el tren, seguro que habría llegado en tiempo y forma a la capital gala.
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