CRUZ DE GUÍA

Seducir a golpe de chantaje

Hay algo más peligroso que una norma confusa: una ley envuelta de tal manera que resulte difícil rechazarla sin parecer insensible

Sábado, 6 de diciembre 2025, 06:00

Pedro Sánchez es atractivo. Un chico guapo de los de toda la vida. Sin ambages. En política, hay muchas formas de convencer, pero pocas tan ... eficaces como la seducción. Y si hay un presidente que ha convertido esa idea en marca personal es la de nuestro presidente. Su atractivo físico, reivindicado por él mismo, siempre ha funcionado como un foco que distrae, e incluso suaviza los mensajes más duros. Sus decretos funcionan igual: enseña primero lo que gusta, y detrás, en letra pequeña, a lo que realmente obliga. Una especie de seducción envolvente, elegante en apariencia, pero que en realidad opera bajo la lógica de que te doy lo que deseas si aceptas lo que no quieres: seducir a golpe de chantaje. A uno se le viene a la cabeza la película 'Una proposición indecente' con Robert Redford y Demi Moore donde la propuesta atractiva encerraba el precio oculto.

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Esta forma de actuar ya ocurrió en enero, cuando pensiones, transporte gratuito y ayudas por la Dana se empaquetaron en el mismo decreto que la cesión de un palacete para el PNV. El voto en contra hizo dibujar a la oposición como la responsable de que se acabaran los trenes gratuitos, no subieran las pensiones y no se ayudara a los afectados por la catástrofe de Valencia. Una fórmula maestra. Hay algo mucho más peligroso que una norma confusa: una ley envuelta de tal manera que resulte difícil rechazarla sin parecer insensible. La jugada maestra estaba hecha y la aprobación varios días después de un decreto urgente se demostró que era un decreto que sí se podía trocear: de las 80 medidas previstas inicialmente se pasó a 29, tal y como pidió la oposición.

¿A qué viene esto? Este mecanismo de actuación del Gobierno vuelve a repetirse con un tema que afecta a la actividad de empresas y autónomos con el sistema de facturación: la prórroga del Verifactu aprobada esta misma semana en el Consejo de Ministros. Y aquí vuelve el truco y la seducción: la moratoria no va sola, sino dentro de un decreto que otorga a la Generalitat la selección y nombramiento de interventores y secretarios municipales. La oposición vuelve a quedar atrapada en un dilema diseñado al milímetro: si lo rechaza, será acusada de dejar sin la prórroga a los empresarios; si la acepta, deberá asumir un gasto territorial y una cesión de competencias que no comparte. Esta es la esencia del método de Sánchez: usar algo muy atractivo, popular y populista como la moratoria del Verifactu para forzar la aceptación de algo incómodo. En caso de que se pierda esa chispa fugaz del enamoramiento, la culpa, en todo caso, no será del seductor, sino del seducido que no supo valorar lo que tenía por delante. Un 'win win'.

Mientras tanto, el panadero no sabe aún si destinar los ingresos extra de Navidad al nuevo sistema de facturación o esperar a hacerlo el próximo verano. Porque, renglón aparte es que la prórroga se haya producido a menos de un mes de su puesta en marcha cuando muchos de ellos ya lo han instalado.

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Dentro de esta narrativa, el encanto de Sánchez funciona como parte del envoltorio: un estilo que suaviza las aristas mientras coloca detrás las exigencias. El resultado es claro: una seducción que no conquista, sino que condiciona; que no persuade pero sí logra la presión. Y con el resultado de que, al igual que ocurrió en enero, deja en vilo a millones de ciudadanos cuya vida diaria depende de algo tan sencillo como saber con certeza cuándo deben cambiar su sistema de facturación. Y ahí está la clave del momento político que vivimos: funciona siempre y cuando no se rompa el hechizo y descubramos que, en realidad, nunca hubo un conejo bajo la chistera.

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