Jorge Alonso durante uno de sus últimos entrenamientos como jugador de fútbol con Unionistas. LAYA

Jorge Alonso y su experiencia jugando al fútbol en Israel: «Los ataques están normalizados, esto es diferente: la gente se siente amenazada»

Iván Ramajo

Salamanca

Sábado, 21 de octubre 2023, 12:58

A Jorge Alonso, 144 partidos en Segunda División repartidos en 8 temporadas y 4 clubes, cada alerta de 'breaking news' que le salta en el teléfono le hace temblar. Ni el fútbol (del que se retiró en 2018) ni el golf —que son sus dos grandes pasiones— logran evadirle del todo del gran conflicto armado (atentados, ofensivas militares y muertes casi a diario) que se vive estos días en la franja de Gaza, entre Israel y Hamás (Palestina). Este conflicto le remueve y le afecta a partes iguales. Se le ve compungido al hablar con sólo tocar un tema que conoce de primera mano: no en vano vivió entre enero y junio de 2014 en Carmiel (localidad ubicada en el norte de Israel, a unos 175 kilómetros de la zona cero del conflicto) a caballo entre el mundo judío y el árabe. «No tengo un contacto directo con los excompañeros que siguen en Israel , pero sí que sé cómo lo están viviendo a través de las redes sociales en las que nos seguimos. Y veo situaciones y mensajes duros. Dan testimonio que la situación es complicada de verdad, allí se está acostumbrado a vivir bombardeos o ataques y esta vez la situación es preocupante de verdad», detalla el exjugador que abrió su ciclo en el fútbol profesional en la UDS y que lo cerró en Unionistas.

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En Israel su club fue el Bnei Sakhnin, el único con ideología árabe de toda la Liga de Israel: «La ciudad de mi club, que era de cultura islámica, se situaba muy cerca de Haifa; luego yo vivía a unos diez minutos en coche, en la localidad de Carmiel, que tenía ideología judía y era mucho más occidental en su concepción. Esto, de primeras choca, porque con montarte un coche y recorrer un pequeño trayecto te lleva de un mundo a otro, en el que te dan cuenta en seguida de su visión del país y de la creación del estado de Israel. Muchos israelitas son de profunda convicción árabe», pone en contexto el Israel que conoció de primera mano.

«La mezcla de culturas que yo viví en mi experiencia fue brutal: el fisio de mi equipo era católico, y con él hice mucha amistad; el médico era árabe, había cristianos ortodoxos... Yo, de mi experiencia, tengo que decir que la relaciones con la gente árabe era mucho mejor y más fluida que con los judíos, que se mostraban mucho más distantes. Al final allí la religión lo condiciona todo. Desde una amistad hasta a la hora de buscar pareja; que, en cualquier caso, es excluyente si eres de allí y no profesas su misma religión».

Todo ese entramado cultural y religioso le acabó prendando para siempre: «Es un país increíble. Sus grandes contrastes atrapan. Sobre todo, para gente con concepción del mundo con un prisma cristiana como es nuestro caso, indiferentemente de que seas creyente o no, estar in situ en lugares como Belén, el Sepulcro o el Monte de los Olivos son momentos que te llenan para siempre. A todo el mundo es un viaje que recomiendo. Desde entonces no he vuelto, pero me gustaría, es un lugar que atrapa».

El ruido de sirenas, de edificios derruidos, de gritos, de sangre es desconocido en primera persona para Jorge Alonso: «Por suerte, en el tiempo que yo estuve allí, no tuve que entrar una sola vez en el búnker que todas las casas tienen en Israel; por eso decía antes que el conflicto para ellos está normalizado y que esto supera un choque entre bandos normal. Aunque sí que tengo una situación grabada en torno al conflicto. Nada más venirme aterrizó allí César Arzo (con el que había coincidido durante una temporada en Valladolid), que me había estado preguntando cómo veía yo el lugar, que tenía una propuesta y quería ir con su familia, si había tenido problemas...; y yo, claro, le conté mi experiencia: nada de nada. Es un país muy seguro, le dije. Nada más llegar empezaron a lanzar cohetes desde Palestina y acabó encerrado con su familia en una cámara acorazada», rememora antes de volver a separar aquellos episodios «normales», insiste, de lo de ahora: «Esto es diferente, veo que la gente se siente verdaderamente amenazada desde el ataque terrorista».

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La historia de este viaje al corazón de Israel (y al conflicto) arrancó a las puertas del mercado de invierno de la temporada 13/14, cuando militaba en el Leganés: «Tenía excompañeros del Hércules ya allí, te hablan... Y, finalmente, fue el agente de Abraham Paz el que me hizo dar el paso. Mis únicas dudas de ir o no eran por el tema fútbol, el Leganés estaba para ascender».

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