Mari, con algunas de sus ovejas.
HISTORIAS DEL CAMPO

El «milagro» de las ovejas: «Tengo que aprovechar las placas solares»

Gracias a que su rebaño pasta alrededor de ellas, Mari dispone por fin de terreno para tener más ejemplares. Dejó Madrid y el Ejército y ahora cree que puede vivir sólo de la ganadería

Susana Magdaleno

Salamanca

Domingo, 17 de agosto 2025, 17:52

Mari Cordobés cree que este es el momento y no quiere desaprovechar la oportunidad. Ya tiene unas 400 ovejas y su sueño, que ve alcanzable, es llegar a las 1.000 y poder vivir de la ganadería.

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Todo empezó para ella hace 20 años cuando decidió dejar Madrid y el Ejército -fue de las primeras mujeres que se incorporó- para vivir en Ahigal de Villarino, un pueblo de entonces 12 habitantes. Empezó a pluriemplearse para sobrevivir y compró ovejas porque le traía recuerdos de la infancia, con esos veranos deseando ir a ver a sus abuelos a Brincones y coger los corderos. En el año 2022, tenía 120 ovejas, unas 280 menos que ahora. Y no podía subir de esa cifra y no porque no estuviera encantada de hacerlo, porque siempre soñó con vivir de la ganadería, sino porque no tenía suficiente terreno para mantenerlas y en la zona era imposible conseguirlo. Pero todo ha cambiado. «Es una fase muy buena y tengo que aprovechar la oportunidad», cuenta.

En ese periodo de tiempo Villarino de los Aires se ha transformado con la instalación de parques de placas fotovoltaicas y eso ha significado para Mari la oportunidad de ganar terreno para sus ovejas y, gracias a eso, de aumentar el rebaño. Sus ovejas pastan alrededor de las placas fotovoltaicas y gracias a su labor, el terreno queda limpio. Todos ganan. A la vez, Mari tiene a las ovejas con pastos todo el año, que además se conservan más tiempo verde por la protección de las propias placas. Ahora, de hecho, ha tenido que comprar más ovejas para aprovechar el terreno que tiene a su disposición y eso ha hecho también que cambie la raza mayoritaria de su rebaño. Intentó comprar ovejas como las que tiene ahora, charolés y la holandesa texel pero, debido al precio que le pedían, optó por decantarse por la castellana, que es fuerte y adaptada a la zona. Ahora su apuesta es el cruce texel-castellana por el tipo de cordero cárnico y que se cría pronto, «y así se castiga menos a las ovejas», dice.

La texel es una raza originaria de Países Bajos, principalmente cárnica, de carne magra y bajo contenido en grasa, con crecimiento rápido y buen rendimiento. Los machos suelen pensar entre 100 y 140 kilos y las hembras, entre 90 y 100. Su censo en España es muy reducido en pureza y se usa para cruces.

Su intención, que ahora ve posible, es tener 1.000 ovejas y dedicarse ya exclusivamente a la ganadería: tuvo vacas y las quitó al resultarle los rebaños más manejables porque no necesita tanta fuerza para ayudar a las ovejas en partos, por ejemplo. No le importa que den más trabajo entre parideras, corderos, encerrarlas... que las vacas. A ella es el ganado lo que le gusta y, además, el momento de precios es bueno, con un lechazo de 15 kilos a precio de Lonja a unos 80 euros, cuando en 2022 eran 70. La desaparición de rebaños ha llevado a la escasez de ganado y a mejores precios para los que resisten.

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De momento, sigue con un día a día de lo más ajetreado: a primera hora atiende a las ovejas, luego trabajar en ayuda a domicilio, echa una mano en un bar, también trabaja con el ayuntamiento de Ahigal y remata el día con la visita de nuevo a las ovejas. Las placas las ve como oportunidad.

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