«Es muy duro saber que no pudiste salvar a tus animales del fuego»
Rubén Andrés es tercera generación de una familia de apicultores y perdió 200 colmenas en el fuego de Gejo. Pese a lo económico, su dolor es que murieron sus abejas
Rubén Andrés es la tercera generación de una familia de apicultores y su vida son las abejas. Tiene unas 3.000 colmenas, es de los mayores apicultores de Salamanca, y en el incendio de Cipérez se le quemaron 200 en Gejo de los Reyes. Rubén asegura que viene de un año de «pérdidas terribles» en producción porque en Extremadura «no hicimos prácticamente nada» y luego llegó el calor. Aún así, reconoce que lo que más le duele es la pérdida de las abejas.: «Es muy duro saber que no pudiste salvar a tus animales del fuego», dice. Y ese sentimiento necesita de una explicación para alguien que no es de su sector.
Publicidad
«La abeja te da la vida -dice-. Es un animal del que te enamoras sólo con ver cómo sale adelante.Te sacrificas para cambiarlas de zona y que la colmena esté bien y ellas siempre te recompensan. Cuando hace calor, te preocupas de buscar zonas algo más frescas para ellas. Es el animal más listo en limpieza, orden... Es fascinante ver cómo trabajan. Y si no te metes con ellas, no las molestas, no te hacen nada», explica. «Son animales que viven 20-25 días y cada una tiene su ciclo biológico. Pero de un fuego ellas no se pueden proteger ni defender».
Su familia, de apicultores trashumantes, había tenido hasta ahora suerte con los incendios y recuerda que sólo su padre perdió algunas colmenas y hace muchos años, fue en Extremadura. Y Rubén sabe bien que lo que le ha ocurrido podría haber sido incluso peor porque tenía colmenas repartidas en 7 u 8 asentamientos y el año pasado las tuvo en León precisamente en una de las zonas que ardió este verano. Este año tiene en la zona de Vitigudino, Puertas, Espadaña, y se le quedó uno de estos asentamientos con unas 400 colmenas a 700-800 metros del fuego.
De las 200 suyas que se quemaron, que las tenía junto a robles desde junio, tiene una imagen de desolación. «Es una pena. Terrible. Las colmenas -explica- se componen en jaulas o paquetes de 10 colmenas y hay algunos destruidos totalmente y otros por los que ha pasado el fuego por debajo y deshace paneles y todo. Si había alguna viva, vienen a morir: la reina, al quedarse despoblada la colmena, viene a fracasar, no es capaz de seguir adelante. Tampoco es inicio de primavera para recolectar polen. Intentas cuidarlas, alimentarlas...» Cada colmena tiene entre 20.000 y 30.000 abejas y de lo que está pendiente ahora Rubén es del seguro para poder ir a retirarlas.
Como tiene una explotación grande no se plantea una compra de colmenas que, de otra forma, sería inevitable. «Tengo una genética en las colmenas y no quiero comprar de fuera», explica, y añade que la familia lleva seleccionando sus abejas desde 1940 «por mansedumbre, productoras... Calcula que una colmena le cuesta entre caja y abejas entre 150-200 euros. Si el próximo año viene bueno, tiene claro que perderá producción para criar abejas. Si no es así, lo que tiene previsto hacer es bajar el censo.
Publicidad
Se habla mucho de cómo está el monte y Rubén, que lo conoce bien por su trabajo, no duda en decir que «ahora mismo es una pena». Lamenta que no esté «nada o casi nada aprovechado», ve menos animales en las fincas «porque antes convivían vacas y ovejas» y, señala, «apenas hay cortafuegos. Cuando estamos no nos dejan ni cortar para hacer un cortadero por si entra el fuego. No podemos ni proteger a nuestras colmenas», se lamenta.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión