El acusado, C.D.F.P., custodiado por la Policía Nacional en el juicio que ha acogido la Audiencia Provincial de Salamanca. L.G.

Siete años y medio de cárcel para el joven que dejó a su novia en coma de una paliza

Las partes llegaron al acuerdo tras la intervención de los forenses que señalaron que en el momento de los hechos, el acusado no sabía bien lo que hacía por el consumo habitual de drogas

Jueves, 28 de febrero 2019, 19:31

Acuerdo entre las partes en el juicio por la salvaje agresión a una joven en la calle Faisán de Salamanca. En la segunda y última jornada celebrada en la Audiencia Provincial de Salamanca, el acusado ha aceptado una condena de siete años y medio de prisión. El acuerdo se ha alcanzado tras la intervención de los forenses que señalaron que, en el momento de los hechos, el joven no sabía bien lo que hacía por el consumo habitual de drogas. Se trata de la mitad de la pena que pedía la fiscal

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La segunda jornada del juicio se ha iniciado con el interrogatorio a los dos jóvenes que se encontraban en la vivienda en el momento de los hechos.

Se trata de los dos únicos testigos de lo ocurrido aquella noche y que además de las manifiestas contradicciones en las que incurrieron los dos jóvenes -pareja sentimental- y que motivó constantes intervenciones de la presidenta del tribunal para advertirles de que la Ley pena el falso testimonio, el tono machista en las manifestaciones del varón llamó especialmente la atención de los presentes con frases del tipo: “Yo si le doy a un tío le doy con el puño, si le doy a una tía lo hago con la mano”. A la pregunta de la magistrada por el motivo de tal declaración, el testigo simplemente señaló: “Porque no va a aguantar lo mismo un tío que una tía”.

Según comenzó declarando el varón, la discusión entre el agresor confeso y la víctima comenzó la noche del 13 al 14 de mayo de 2017 con la pregunta de la joven a su entonces pareja, el acusado C.D.F.P.: “¿Qué tal me queda la falda?”, acerca de lo que el testigo, sin que nadie se lo preguntara, señaló: “La verdad es que le quedaba mal”. Tras ello empezó la discusión que horas más tarde y cuando, según dijo, tanto el agresor como la víctima “estaban drogados los dos hasta el culo”, desencadenó los violentos hechos.

Dijo que las discusiones entre la pareja eran normales -”cada vez que discutían, ella cogía y se liaba con cualquiera”, matizó- y aunque, a preguntas del tribunal reconoció que no lo vio, señaló que fue ella quien le pegó primero a él y después él la empezó a golpear: “Le dio un golpe sí, pero no recuerdo si fue con el puño o con la mano abierta” y ella cayó al suelo “pero no inconsciente” -en instrucción declaró que ya como consecuencia del primer “puñetazo” ella cayó “KO... inconsciente total”-. Fue entonces, dijo cuando él se metió en medio y de un empujón apartó a su amigo: “Yo no puedo consentir que le pisen la cabeza a nadie”, señaló y explicó que a continuación salió a buscar una ambulancia, pero lo hizo inexplicablemente yendo directamente al Hospital y no por teléfono -dijo que no había móviles operativos en la casa ni se le ocurrió avisar a algún vecino-. El acusado se quedó mientras junto a la chica “llorando como un niño chico”. Respecto a los pisotones, dijo primero que vio como le daba “dos o tres” y más tarde “dos, tres o cuatro”, con gestos explicó primero que habían sido como patadas -de delante atrás- y luego como pistones con el talón -de arriba abajo-.

“Yo creo que si una persona quiere matar a alguien no se pone a llorar como un niño chico. Yo le conozco y no es una persona que vaya matando a nadie”, respondió a preguntas de la defensa, a lo que añadió que aunque efectivamente pudo haberla matado, no lo hizo ni trató de huir al ver el estado en el que había quedado la chica.

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“Haga el esfuerzo por recordar porque no creo que haya tenido muchos incidentes de estos en su vida”, le tuvo que recordar la presidenta del tribunal ante sus continuos “no me acuerdo” y sus cambios de declaración, tanto en el juicio como respecto a sus declaraciones en instrucción, a lo que él respondió con un: “Es que usted me está liando”. Contradicciones que hicieron a la magistrada retomar el interrogatorio en una brillante intervención para tratar de poner lógica a uno de los episodios más graves que se han vivido en Salamanca en los últimos años para lo que volvió a preguntarle paso por paso cómo había sido la agresión, aunque de nuevo el testigo incurrió en incoherencias.

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