Transmisión del coronavirus por el aire: lo último que ha dicho la OMS
Investigadores reclaman más estudios de manera urgente para determinar cómo se produce el contagio
Lunes, 30 de marzo 2020, 12:39
La transmisión del COVID-19 no se realiza a través de partículas suspendidas en el aire. Así lo asegura el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha analizado todas las evidencias científicas sobre el virus existentes hasta la fecha.
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El documento señala, sin embargo, que existe riesgo de contagio si no se mantiene la distancia de seguridad recomendada de un metro, ya que estamos más expuestos a las gotitas respiratorias con capacidad infectiva que produce una persona contagiada cuando tose o estornuda.
De este modo, la OMS corrige el estudio de los científicos de los Institutos Nacionales de Salud y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y la Universidad de Princeton publicado en The New England Journal of Medicine, el cual aseguraba que el coronavirus SARS-CoV-2 aguantaba suspendido en el aire hasta tres horas de media y que era capaz de mantenerse con capacidad de contagio en superficies como el plástico o el acero inoxidable hasta tres días y en el cartón hasta 24 horas.
La OMS recuerda que ese estudio se ha llevado a cabo en el laboratorio, usando aparatos que no reflejan las condiciones reales de la tos o el estornudo humanos.
Los investigadores reclaman más estudios urgentes
Por otra parte, investigadores consideran "urgente" que los ingenieros y científicos ambientales colaboren para determinar las características virales y ambientales que afectan a la transmisión del coronavirus a través de las superficies, el aire y la materia fecal.
Aún se desconocen muchos aspectos sobre cómo el SARS-CoV-2, el virus que causa el Covid-19, se propaga por el medio ambiente. Una de las principales razones es que los comportamientos y rasgos de los virus son muy variables: algunos se propagan más fácilmente a través del agua, otros a través del aire; algunos están envueltos en capas de moléculas de grasa que les ayudan a evitar el sistema inmunológico de su huésped, mientras que otros están 'desnudos' en cierta forma.
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Los científicos y los expertos médicos no comprenden bien qué características del virus y qué factores ambientales controlan la persistencia del virus en el medio ambiente, por ejemplo, en los aerosoles y las gotas, en las superficies, incluida la piel, y en el agua, incluida el agua de mar, según apuntan Alexandria Boehm, profesora de ingeniería civil y ambiental de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), y Krista Wigginton, profesora asociada de la Universidad de Michigan.
"Cuando surge un nuevo virus que supone un riesgo para la salud humana, no tenemos una buena forma de predecir cómo se comportará en el medio ambiente", lamenta Boehm, cuyo trabajo se ha publicado en la revista científica 'Environmental Science & Technology'. Parte del problema es que históricamente ha habido una financiación limitada para este tipo de trabajos, critica la investigadora.
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Además, explica que los coronavirus y la mayoría de los virus emergentes que han llamado la atención del mundo en la última década son virus envueltos en una capa externa de moléculas de lípidos grasos que han robado de sus huéspedes. Las proteínas de la superficie pueden ayudar a estos virus a evadir los sistemas inmunológicos de los organismos que están infectando. "Se ha trabajado mucho más en el destino de los virus no envueltos o desnudos porque la mayoría de los patógenos intestinales en los excrementos son virus no envueltos, como el norovirus y el rotavirus", reflexiona Wigginton.
En su trabajo, Boem y Wigginton abordan las posibles amenazas que virus como el SARS-CoV-2 suponen para las fuentes de agua. "Por lo general, sólo nos preocupamos por los virus en el agua si son excretados por los seres humanos en sus heces y orina. La mayoría de los virus envueltos no se excretan en las heces o en la orina, por lo que no suelen estar en nuestra mente cuando se trata de nuestras fuentes de agua", detallan.
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Cada vez hay más pruebas de que los virus del SARS-CoV-2, o al menos sus genomas, se excretan en las heces. "Si los virus infecciosos son excretados, entonces la exposición fecal podría ser una vía de transmisión. Es poco probable que esta pueda ser una vía de transmisión importante, pero una persona podría estar potencialmente expuesta al interactuar con agua contaminada con materia fecal no tratada", advierten.
Los sistemas de tratamiento de agua potable tienen numerosas barreras de tratamiento para eliminar los virus más prevalentes y los más difíciles de eliminar, según los ingenieros. Las investigaciones sobre virus similares al virus del SARS-CoV-2 sugieren que son susceptibles a estos tratamientos: "En términos de concentración y persistencia de los virus, este no es el peor de los casos".
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