Una lucha continua con el Trastorno de Conducta Alimentaria

Desde USTA, la Unidad Salmantina de Trastornos Alimentarios, quieren incidir un vez más en la definición de lo que es el Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA). Se trata de una enfermedad mental grave con importantes repercusiones físicas.

Según la OMS, entre el 10% y 20% de los adolescentes europeos padecen algún problema de salud mental o comportamiento. Según USTA, da la sensación que la enfermedad mental ha empezado a existir después de esta pandemia y no es cierto, ni tampoco es más importante, tan solo se ha visibilizado más, aunque los prejuicios y etiquetas siguen estando igual.

La anorexia, bulimia y trastorno por atracón tienen en común muchas variables y síntomas, baja autoestima, auto exigencia, pocas habilidades sociales, mucha vulnerabilidad y muy poca gestión de emociones.

La regulación de las emociones es muy importante ya que a través de ellas nos adaptamos al entorno. Desde el departamento de Psicología de USTA, comprueban que si los padres presentan una buena y adecuada expresión emocional, los hijos aprenden a tener mayor capacidad para regularlas y así los estados de ansiedad y tristeza son menores y la satisfacción interpersonal aumenta.

Actualmente se pone de manifiesto que para la predisposición de los TCA como la resistencia al cambio que dificulta su recuperación están las “emociones”, el no reconocerlas ni saber expresarlas contribuyen al mantenimiento TCA y por lo tanto a su mala salud física y psíquica. Los comportamientos inadecuados como compensaciones, purgas y autolesiones les sirven como evitación de los pensamientos negativos.

La USTA pone en su tratamiento especial interés en potenciar la autoestima, la valía personal, la confianza en uno mismo, todo ello con empatía y respeto al enfermo. También es importante conseguir buenas habilidades sociales y enseñar a decir ‘no’. Los procesos de cambio hay que hacerlos en compañía de profesionales expertos.

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