Vigilia por el trabajo decente organizada por Cáritas este lunes. JAVIER CUESTA

“Hago 40 horas con un contrato de 15”. El testimonio de una madre soltera extranjera en Salamanca

Lourdes ha pasado por empleos precarios en comercio, limpieza y hostelería donde se exige disponibilidad completa y se falsean los horarios al fichar

Miércoles, 9 de octubre 2019, 10:53

Perdonas explotadas y abusadas por contratos temporales y eventuales, con sueldos que no concuerdan con las horas realizadas, sin seguridad en el puesto de trabajo y sujetas a una disponibilidad que imposibilita una verdadera conciliación entre trabajo, familia, descanso y ocio. Es la realidad de la precariedad laboral que afecta a numerosas personas en Salamanca. Una de ellas es Lourdes, nombre ficticio de una madre soltera trabajadora, de nacionalidad extranjera, que subsiste con un sueldo de 445 euros.

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Se considera una mujer “positiva y alegre”, pero asegura que desde que aterrizó en Salamanca y encadenó diferentes contratos precarios de trabajo en sectores de comercio, limpieza y hostelería donde “pisaban” sus derechos se siente “desilusionada, de mala leche y deprimida”. “No me gusta vivir de las ayudas y no quiero ir a Cáritas, por eso tiro como puedo”, explica Lourdes, que asegura haber firmado contratos parciales de 20 horas donde no está especificado su horario laboral y cuyo horario le cambian de un día para otro.

“Al final tienes una disponibilidad de 40 horas y tienes que estar dando explicaciones cada vez que dices que no. Es imposible conciliar así con una niña pequeña siendo madre soltera”, denuncia esta mujer de 35 años que en la actualidad trabaja en el sector de la hostelería haciendo labores de limpieza y de cocina con un contrato de 15 horas semanales. “Hay semanas que hago 40 horas con el esfuerzo físico que supone y otras semanas hago 4 horas y debo horas o me dicen que ni venga. O me llaman un domingo por la mañana para que vaya a limpiar ese mismo día. Estoy cansada porque es una falta de respeto”, se queja a la par que desvela las tretas a la hora de hacerle fichar: “en todas las empresas que he estado me hacen firmar las horas del contrato y mentir y cuando pongo la hora real a la que he salido me dicen que rectifique, con toda la cara”.

“Tengo miedo de decir que tengo una niña porque se aprovechan más”, confiesa y critica esa parte “legal y ética” que las empresas incumplen. “En Salamanca no hay trabajo y los ‘extras’ somos los que más sufrimos la precarización”, añade Lourdes al tiempo que señala que tampoco cumplen con el puesto para el que le contratan. “Soy auxiliar de limpieza pero al final hago el trabajo de una empleada de limpieza y debería cobrar más. Al menos me pagan en fecha”, agrega.

Lourdes ha comenzado a estudiar el Bachillerato para certificar su nivel de español e inglés y poco a poco ir mejorando su currículum, aunque no es fácil compatibilizar los estudios con la atención a su hija pequeña y los horarios laborales imprevisibles y con total disponibilidad. Su carácter inconformista hace que haya acudido a los sindicatos a denunciar su situación en alguna ocasión.

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“Me gusta vivir en España y en Salamanca. Ahora no tengo dinero para regresar a mi país pero si no mejoro mi posición laboral tendré que volver”, confiesa Lourdes.

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