Francisco Mayor, ganador del XXV Certamen ‘Jóvenes Pintores’: “Que el premio abra las puertas del DA2 es un acicate muy importante”

Francisco Mayor, ganador del primer premio del XXV Certamen “Jóvenes Pintores” de Fundación GACETA, reconoce el impulso que supone este reconocimiento.

Primera vez que se presenta al Certamen ‘Jóvenes Pintores’ de Fundación GACETA y primer premio. ¡Vaya éxito!

—Ciertamente es un gran reconocimiento. La carrera artística se basa en poder legitimar la obra y en este sentido premios como el de la Fundación GACETA son imprescindibles. Además del reconocimiento al trabajo, que ya es de por sí muy importante tanto a nivel personal como a nivel profesional, no hemos de olvidar que este premio también abre las puertas del DA2, por lo tanto, el reconocimiento acompaña a lo largo del proyecto expositivo.

Precisamente, destacaba el día de la inauguración de la muestra la importancia de la exposición individual y el catálogo.

—La propuesta de una muestra individual es una parte muy relevante del premio, permite plantear un recorrido a medio plazo y brinda una plataforma para mostrar un proceso de investigación. Organizar una exposición, como yo lo entiendo, tiene que ver con ordenar el pensamiento pictórico en el espacio. Exponer es una parte imprescindible de la creación, es el momento en el que la pintura ocupa el espacio, en el que la pintura se hace presente. Sin duda, que la Fundación GACETA me abra las puertas de un centro de arte contemporáneo de referencia es un acicate muy importante.

¿Los concursos son fundamentales?

—Sí, así es. El tejido cultural de las artes visuales en España podríamos decir que siempre camina parejo a la precariedad y necesita de forma rotunda de concursos y becas para apoyar a los y las creadoras. Son una plataforma imprescindible porque, por un lado, proporcionan visibilidad, y por otro, y no menos importante, son fuente de financiación.

¿Cuál es la clave de su éxito?

—No creo que sea una clave, claro está que la calidad de la obra es imprescindible y esto se traduce en horas de taller en errores y aciertos, en pensamiento y hacer. La premisa principal es pintar y hacerlo en constante evolución, receptivo a los caminos que se van encontrando en el propio proceso. Pero este factor no es exclusivo. Existe, y tiene un peso relevante el factor suerte, sobre todo al inicio de la carrera. Con esto me refiero a que, aunque la obra sea estupenda, no tienes nada seguro. Tiene que ser buena, pero además tiene que ser oportuna. Por otro lado, también es imprescindible el apoyo externo. Para poder desarrollar una obra en profundidad se necesita una red de cuidados, una red de personas que te sostienen y apoyan en el sentido más amplio. En esto estoy absolutamente seguro, sin la ayuda a todos los niveles de mi familia, de mi pareja Rocío y hasta de mi perro, que me obliga a salir a la calle, no hubiera podido dedicarme a las artes visuales de la forma en la que lo estoy haciendo. Creo que la creación es un proceso colectivo porque se encuentra influido de forma decisiva por el entorno.

Su experiencia se ha centrado en Madrid, ¿este premio le permite dar el salto fuera?

—Es verdad que parece que todas las ferias y eventos importantes de mi carrera están en Madrid. Y eso que Aurora Vigil-Escalera, la galería con la que trabajo, es de Gijón. Creo que tiene que ver con el centralismo político y económico. Madrid ejerce el imán de la capitalidad de forma voraz. Estoy encantado de poder salir de la ciudad y explorar nuevos espacios. Tenemos que hacer un esfuerzo por visibilizar el trabajo que se hace en los espacios de creación y pensamiento fuera de Madrid.

¿Se puede vivir del arte?

—La respuesta corta es sí. Vivir del arte es vivir de la producción artística, pero no solo es eso, es vivir del ecosistema cultural y de pensamiento, si lo miramos desde esta perspectiva las posibilidades se multiplican y el horizonte se amplía.

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