Ariel Rot: “Ya hemos trabajado mucho nuestros egos: toca disfrutar”
El cantante ejerce de portavoz del matrimonio musical que ha formado con Kiko Veneno, con el que actúa este domingo en Salamanca
Están recibiendo notables elogios de la crítica y cosechando un tremendo éxito de público, Ante su escala en Salamanca, Ariel Rot ejerce de portavoz del matrimonio musical que ha formado este año con Kiko Veneno, a quien admira y de quien aprende cada noche en el show “Un país para escucharlo”. Repertorios cruzados, versiones sorprendentes y artistas locales compartiendo sus clásicos. Días antes de la cita en la Plaza este domingo, el argentino no suelta prenda de los artistas invitados que se subirán al escenario. Quieren que sea sorpresa, una más, en este peculiar y excitante show.
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-¿Cómo va esta gira tan particular?
-La verdad es que yo no lo llamaría gira. Empezamos en enero con unos pocos conciertos esporádicos; en vez de festejar las Navidades con la familia, estábamos enloquecidos intentando montar este complejo engranaje. Si en el programa de televisión había un equipo profesional que se ocupaba de hacer las gestiones, ahora todo recae en Kiko y en mí.
-Estrenaron en el Actual de Logroño, luego repitieron en la Barts de Barcelona, en el Price de Madrid, y finalmente se fueron liando.
-Sí, ahora hemos entrado en una dinámica de verano: plazas mayores. espacios grandes al aire libre y gratuitos... Es un volumen mucho mayor y hay que hacerlo todo mucho más rápido. Con la complejidad de que somos dos equipos, los que tocan en cada una de las bandas, y las respectivas infraestructuras por duplicado: backliners [encargados de los instrumentos], roadmanagers...
-Ensamblar dos equipos parece complicado, pero ¿como están viviendo ustedes dos esta alianza musical?
-Encontrarnos fue algo maravilloso. Aunque nos conocíamos, no habíamos tocado juntos, y mezclar la sonoridad de Kiko con la mía del rock fue una gran sorpresa y lo que más disfrutamos. Hemos preparado un repertorio común, con temas suyos y míos, alguno de Tequila y Los Rodríguez, y los hemos reconstruido con aportes de los dos. Tocar así esta siendo totalmente novedoso, y nada forzado. Pero hubo mucho ensayo, obviamente.
-¿Hubo disputas para hacer el repertorio?
-Bueno, seguimos trabajando en eso (ríe). Hubo temas que tocamos al principio que cambiamos por otros, temas que hemos ensayado pero que no hemos tocado en directo... Es un poco jugar a ensayo y error. Los más emblemáticos de nuestras carreras no faltan: “Me estas atrapando otra vez”, “Echo de menos” “Dulce condena”, “En un mercedes blanco”, “Salta”, “Volando voy”..., Y a cada concierto participa un artista invitado local. Le diría que hay un 70% de show estable y un 30% que suele cambiar.
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-Suena a que es un reto tremendo.
-Produce cierto vértigo, sí, pero también lo hace muy excitante. Así mantenemos la sensación de estar en el primer show de la gira.
-Con la trayectoria tan larga y brillante que han acumulado ambos ¿qué necesidad tenían de embarcarse en una aventura con tanta incertidumbre?
-Justamente por eso, ¿no? Tanto Kiko como yo estamos en ese momento en que tenemos derecho a hacer lo que nos apetece. ¡Nos lo hemos ganado! Y sale bien porque tenemos buen olfato para elegir a los artistas invitados y acordar con ellos las canciones que proponemos tocar con ellos y que nos proponen, esto es un ida y vuelta. Hay músicos que conocí en el programa de televisión con los que hubiera querido tocar algún tema mío, y ahora lo puedo hacer. Dejando de lado las complicaciones formales, cuando llega el momento de la música, todo tiene su recompensa.
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-Y este matrimonio musical ¿cómo se lleva en la intimidad? ¿Ya han tenido tiempo de discutir?
-No somos gente que discuta...Debatimos y así el show va creciendo. Kiko me parece una persona muy sabia, un referente. Yo soy un tipo que normalmente tengo muy claro lo que quiero hacer, y él me desarma muchas veces. Y tengo que reconocer que a menudo acierta. A él le tiene que pasar muchas veces, espero. Aquí lo que tiene que ganar es la música. Somos dos personas que ya hemos trabajado mucho nuestros egos y ahora lo importante es que disfrutemos cuando estemos ahí arriba.
-Así que han logrado hacer un buen tándem...
-Siempre se aprende con Kiko. Y es muy admirable la buena actitud que tiene siempre y lo poco que se queja (risas). He conocido gente mucho más joven que por bastante menos montaba un pollo...
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-El programa “Un país para escucharlo” que usted presentó en La 2 de TVE durante tres temporadas es la raíz de este show. Fue un gran éxito y los aficionados a la música le estamos muy agradecidos. ¿Qué poso le dejó todo lo que descubrió sobre el patrimonio musical de las regiones de España?
-El programa fue un suceso muy remarcable en mi carrera, comparable a uno de mis discos, o de mis grupos. La experiencia me aportó tantas cosas... Tocar con mucha gente de muchos lugares, hablar de música, encontrarme cómodo en un lugar nuevo para mí y en la televisión, algo que nunca me pasaba. Y luego recibir y seguir recibiendo aún mucho agradecimiento, como ahora. Creo que un programa así, tan didáctico, debería ser obligatorio, que nunca parase y que lo pasasen en los colegios.
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-Recaló en Salamanca para grabar uno de los programas hace justo ahora dos años [con Estrogenuinas, Maldita Nerea y Tu Otra Bonita]. Charlar con los artistas locales en cada programa le puso en un papel cercano al de periodista. ¿Cómo vivió esta parte de la experiencia?
-Lo fui aprendiendo. Me sentí un buen comunicador y también escuchador. Disfruté charlando con gente emblemática como Victor Manuel, o Julián Hernández, de Siniestro Total, y también con gente emergente con un gran discurso y las cosas muy claras, que revisan desde las raíces la música popular con un aporte personal espectacular. Fue muy emocionante visitar en Urueña la Fundación Joaquín Díaz, del que había oído hablar en mi casa, y ver díscos sefardíes de mi madre [Dina Rot, cantante y musicóloga argentina, fallecida en octubre de 2020 ], a quien él conocía. Pasaron tantas cosas maravillosas... Cada noche llega al hotel asombrado. Me siento muy feliz y orgulloso de haber estado involucrado en esa historia.
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-¿Cómo está encontrando al público en los espectáculos tras las restricciones sanitarias?
-Veo a la gente disfrutando mucho y muy feliz. La gente toma conciencia de lo necesario y la música en directo es un alimento de primera necesidad. Este año hay una explosión de conciertos y festivales ¡y ahora lo difícil es encontrar un técnico!. Están todos estresadísimos, muchos trabajan con varios artistas a la vez y hasta tienen que mandar sustitutos...
-Muchos le siguen relacionando aún con las canciones de Los Rodríguez e incluso con las de Tequila, el grupo en el que se dio a conocer en España hace más de cuatro décadas. ¿Cómo se lleva con su antiguo repertorio?
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-Yo ya me he quitado todos los complejos en este sentido. En este espectáculo hacemos pacas canciones de Tequila, pero Kiko ya me advirtió: “Si no tocamos el ‘Salta’, no hago la gira” (ríe). La canta él y la hacemos en un estilo casi manouche. Cuando el público estalla, adultos y jóvenes, me digo “¿Como no voy a cantar esta canción?” Poder revisionarla y darle un giro me hace disfrutarla aún más. Con el regreso de Tequila me divertí mucho en los conciertos, Era un repertorio tremendamente juvenil. Oigo ahora fuera de contexto “Me vuelvo loco” y me suena muy actual. ¿Como es posible que unos chavales de 17 o 18 años pudieron componer letras así? Tiene mucho valor.
-Hablando de componer, con todas estas actividades, ¿ha aparcado la creación musical?
-Por todas estas cosas, y por asuntos personales, ese reloj interno que me recordaba “es hora de otro disco” se dinamitó. Hoy la peor noticia que podria darle a mi compañia es que quiero grabar otro disco (ríe)... Ya llegarán el momento y las ganas y me sentaré a componer.
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-Ha tocado en Salamanca unas cuantas veces. Con sus grupos, con Andrés Calamaro en 2006, en solitario. La última fue la actuación con Los Secretos en las Ferias de 2015. ¿Qué recuerdos le trae esta ciudad?
-Me gusta el ambiente que hay en Salamanca, aparte de la plaza, los garitos... Siempre me sorprende, hay una actividad lúdica muy importante. Aún recuerdo una noche que me llevaron a un bar donde había un piano y me puse a tocar... Más allá de eso, lo tengo un poco borroso (ríe).
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-Tengan en cuenta que son las fiestas y la gente estará muy alegre. Puede ser un público difícil de domar...
-Mmm... tenemos recursos, jajaja.
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