La Mangá: la cascada escondida de Candelario
Una de las pequeñas joyas que regala el entorno de Candelario y que durante los meses de invierno presenta una imagen idílica
Martes, 26 de febrero 2019, 10:49
La sierra de Candelario regala un buen puñado de parajes singulares en los que perderse. Al encanto indudable de una de las localidades más bellas de España, se une un entorno natural muy rico “hidratado” durante gran parte del año con el agua del deshielo. Ese líquido elemento que desciende por las cumbres de la sierra permite disfrutar de parajes como la Garganta del Oso, y también de la cascada de La Mangá. No se puede comparar con las caídas de agua que nos brindan las Arribes del Duero, pero sí goza de un encanto singular especialmente en los meses de invierno. Cuando el frío aprieta, La Mangá se transforma en una cascada helada de gran magnetismo.
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A poco más de un kilómetro del núcleo urbano de Candelario y en paralelo a la carretera que une esta localidad con la cacereña de La Garganta, se encuentra la cascada de La Mangá. Para llegar hasta ella hay que tomar el camino que sale del camping 5 Castaños. Tras un agradable paseo, y casi sin darnos cuenta, aparecerá a nuestra izquierda un recoveco rocoso por el que se desliza el agua. Está ligeramente oculta por lo que hay que prestar mucha atención para no dejarla pasar ya que no existe señalización alguna.
Con mucha precaución para no resbalar, nos adentraremos en este pequeño espectáculo de agua, roca y hielo. Porque la particularidad de La Mangá es que en los meses de invierno se hiela en parte. De esta manera ofrece un espectáculo visual de primera magnitud gracias a los chupamieles o chupiteles. Detrás de estas bellas palabra se esconden pequeñas estalactitas de hielo que se deslizan entre la roca y el musgo.
La ruta de La Mangá ha sido señalizada recientemente por el Ayuntamiento de Candelario con distintivo verde y, si se hace al completo, el sendero desemboca en la carretera de La Garganta en un punto en el que tenemos una excepcionales vistas de la Sierra de Candelario. Se trata además de un trayecto de gran belleza, especialmente en su parte final, puesto que en otoño e invierno se viste con las hojas secas de los robles y los castaños.
Sin duda un buen complemento natural a una de esas visitas recurrentes en la provincia de Salamanca como es Candelario.
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