El agradecimiento a las trabajadoras de la residencia de Cantalpino: “Tiene todo el mérito del mundo”

Unas han tenido que abandonar forzosamente la residencia al haber dado positivo en COVID y el resto siguen al pie del cañón incluso confinadas en el interior para que los abuelos estén atendidos.

Encontrar en las oficinas del Ecyl, bolsas de empleo y agencias de colocación, personal de refuerzo que quiera ir a Cantalpino a trabajar en medio de un brote no ha sido tarea fácil pero se ha logrado y la carga de trabajo, aunque sigue siendo muy dura, se va haciendo más liviana.

El ritmo de trabajo las 24 horas del día es tan intenso que las trabajadoras apenas tienen un segundo para pensar en el miedo a contagiarse, como también le ha pasado a varias de sus compañeras. Todas ellas tienen familias que les esperan en casa y les mandan constantes mensajes de ánimo, especialmente importantes cuando las fuerzas flaquean y el cansancio hace mella.

La estrecha relación que establecen con los mayores en su trato diario con ellas hace que se conviertan en sus “abuelos” y sólo por eso se han puesto en primera línea de batalla para acompañarles en esta dura experiencia y lograr que ganen la guerra al coronavirus. “Es su trabajo, sí, pero lo que están haciendo va mucho más allá y tiene todo el mérito del mundo. Les estaremos eternamente agradecidos, tanto las familias como el resto del pueblo”, comentaba este viernes la hija de uno de los residentes de “La casa del abuelo”.

A punto de cumplirse una semana de esta terrible pesadilla ya ni siquiera se busca una explicación a cómo entró el COVID en la residencia sino que todos los esfuerzos están puestos ahora en sacarlo y recuperar la normalidad lo antes posible.

Bajo los equipos de protección, las pantallas que les cubren la cara y las mascarillas, los ojos de las trabajadoras transmiten a los mayores confianza, seguridad, tranquilidad y cariño. Su lema “Juntos lo vamos a conseguir” y en ello han puesto lo mejor de sí mismas.

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