Amor a la tauromaquia en esta localidad de Salamanca

Que no decaiga la tradición taurina. Con esa idea en la cabeza se generó en 2015 la asociación “Villa de Vitigudino”. Lo que comenzó siendo un pequeño grupo de diez amigos amantes de la tauromaquia, ha terminado por convertirse en una familia de noventa socios con un único propósito: perpetuar y hacer brillar este tipo de festejos en la localidad de Vitigudino.

El Corpus no se entiende en este municipio sin ellos, y es que son los responsables del Toro del Cajón, su primer proyecto en 2015, y que no ha cesado desde entonces, salvo por la irrupción de la pandemia en el panorama de la tauromaquia. “Llevamos haciéndolo cuatro años”, matiza el presidente, Carlos Huertos.

La pesadumbre se disipa poco a poco, y es que recientemente han podido retomar el Toro de San Nicolás, que también les caracteriza. “Fue el primer encierro de la provincia; llovió pero fue muy bien, la gente está con ganas de toros”, explica con satisfacción y cierto alivio.

La reciente inauguración de la sede también fue motivo de celebración hace muy poco. A ella asistieron, además de los socios, figuras de la fiesta nacional en la provincia salmantina, como el matador Miguel Moro, el novillero Manuel Diosleguarde, los hermanos Castaño o el crítico taurino Toño Blázquez.

Tras el animado debate, todos los asistentes pudieron intercambiar impresiones compartiendo un vino español arropados por la decoración, cuidada hasta el más mínimo detalle.

Cabezas de toros presiden ya este imponente espacio, recuerdo de las actividades que atesoran a sus espaldas. Desde este espacio, la asociación “Villa de Vitigudino” pretende abrir las puertas del mundo taurino a los más jóvenes, afianzarlo y crear un pequeño museo con fotografías, desde el que también se celebren coloquios, presentaciones de libros y jornadas de puertas abiertas. En definitiva, un hogar para todos los seguidores de la tauromaquia, en el que pueden compartir y disfrutar de su devoción.

Las últimas iniciativas, entre las que se incluyen festejos para los más pequeños, han cosechado un gran éxito. “Se espera que se una más gente, se está despertando mucho interés”, señala Carlos Huertos. No obstante, aún toca bregar contra las limitaciones del virus que ha puesto en jaque esta afición. “El 2020 ha ido mal; estaba ya comprado el toro y se tuvo que suspender todo. Ahora toca arrancar de cero otra vez”.

La ilusión no decae, eso sí. “Estamos muy contentos con la vuelta”. Entre los próximos proyectos que sirven para mantener el ánimo bien alto, están los eventos enmarcados a la Navidad. “Queremos organizar algo, e ir trabajando en el Toro del Cajón. Además, queremos ir a Madrid a ver los toros”.

Y es que esta pasión se retroalimenta con viajes para ver las mejores corridas, en su incesante búsqueda por explorar, aprender y, por supuesto, disfrutar, lejos de limitarse a trabajar arduamente para que cada festejo salga perfecto.

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