Un tal Daniel Calleja

Viernes, 12 de febrero 2021, 04:00

Quién es Daniel Calleja? Probablemente el 99,9 por ciento de los lectores desconozcan quién es. Y ahí está el problema, según contaré más adelante, ... porque la vida y hacienda de muchos salmantinos ha dependido en todo o en parte de las actuaciones de este alto cargo de la Comisión Europea. Lo explico con dos ejemplos. El primero hace referencia a los ganaderos. El citado Calleja ha sido hasta hace unos pocos meses el director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea y de él dependía cambiar la normativa vigente sobre la protección al lobo en el conjunto de la Unión Europea (UE). De esas reglas del juego cuelgan las de los estados miembros, como la que se va a modificar en España. ¿A lo largo de todos esos años que ha estado con mando en plaza en los asuntos medioambientales en Bruselas, hizo algo Calleja para apoyar a los ganaderos comunitarios, especialmente a los salmantinos, que se han visto afectados en sus explotaciones por los ataques del lobo? Pues no. Y así nos va.

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El segundo ejemplo tiene como protagonistas a don Daniel y al conjunto de los salmantinos por ceñirlo a nuestro ámbito geográfico. De todos es conocido el problema que hay en la UE con las vacunas y la opacidad de los contratos que ha firmado la Comisión Europea con las principales empresas farmacéuticas suministradoras. ¿Quién redactó esos contratos? Pues resulta que el bueno de Calleja dejó hace unos meses el puesto de director general de Medio de Ambiente para ser director general (el máximo responsable) del Servicio Jurídico de la Comisión Europea. O sea, que se supone que ha sido el que ha redactado y supervisado, desde el punto de vista jurídico, los famosos contratos, que tantos quebraderos de cabeza nos están dando. Dicho de otra manera, alguna responsabilidad tendrá Daniel Calleja en los fallos que existan en esos “papeles”, que han permitido escabullirse a los suministradores, y dejarnos a dos velas.

Pertenece Calleja a esa estirpe de altos funcionarios de la Comisión Europea que son desconocidos para la gente de a pie y que pretenden seguir sin rendir cuentas, ni ante el Parlamento Europeo, ni ante las opiniones públicas. Si alguien saca a pasear su nombre y apellido y decir que están ahí, metidos en sus burbujas, ganando sueldos estratosféricos y generando unos derechos a pensiones que multiplican en algunos casos casi por diez la más alta de las que hay en España, se agarran unos rebotes de padre y muy señor mío. Ellos quieren seguir en la clandestinidad. Y no. Ya está bien. Habrá que dar a conocer quiénes son, lo que hacen y que asuman la responsabilidad de su gestión, por lo menos ante una parte de la opinión pública.

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