La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés, decía Antonio Machado. La verdad es irritante, pero necesaria. Sin ... paños calientes ¿cuál es la realidad de nuestro país?
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En el plano económico el país está quebrado. Gastamos más de lo que ingresamos y esa parte que necesitamos para cubrir el gasto extra la estamos completando con emisión de deuda pública. Sin endeudarnos sería imposible pagar pensiones, sanidad, educación y prestaciones sociales. Esta deuda, a su vez, genera más intereses —que tienen que ser pagados—. La solución mágica de nuestros gestores es emitir nueva deuda para pagar la acumulada y los intereses, y así poder mantener a flote el chiringuito un día más. La debacle.
La sociedad española está dividida por culpa de los políticos nacionalistas. Nuestros hermanos catalanes y vascos viven enemistados con los madrileños, andaluces y castellanos. Según los dirigentes de los primeros España les roba, y todo lo que está al otro lado de la linde de su provincia es un erial plagado de fascistas, analfabetos y ladrones.
El Estado trata a todos los autónomos como si fueran Amancio Ortega, pero millones de ellos apenas logran hacer frente a los gastos impuestos por la elefantiásica Administración. La burocracia convierte al ejercicio de abrir una empresa en una tortura, y generar empleo digno es una quimera.
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Vivimos en un país inseguro. Si le partes la cara al fulano que te está apuñalando acabas tú antes que él en la cárcel. Si ocupan tu casa tienes que irte a vivir debajo de un puente hasta que quizás, después de un año destrozándola, el okupa se canse y se vaya a otra propiedad más digna de su estatus. Si veinte tíos se ponen a vender en una manta artículos falsificados a la puerta de tu negocio, tú sólo puedes mirar con resignación.
Podemos educar en libertad a nuestros hijos, siempre que esa libertad no se base en valores cristianos, y si el escolar brilla con luz propia el rebaño de los mediocres reclamará su piel. La única fe bien vista es la del burka, el halal y la poligamia. ¡Que los cielos nos protejan si disentimos de los sagrados sacramentos de las organizaciones LGTBI!
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Cuentan las crónicas que, cuando la expedición de Pizarro estaba pasando las de Caín en la conquista de Perú, el trujillano desenvainó su espada, hizo una raya en la tierra y les dijo a los hombres: «Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere». El domingo tenemos nuestras cuartas elecciones en cuatro años, no sé cómo se llegará a Perú, pero yo no quiero acabar en Venezuela.
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